Contenido elaborado por Regina Candel, autora del blog Uniendo Caminos
Dar un masaje es entregar el poder curativo de las manos para demostrar el más profundo amor. Preparar el ambiente con música y sonidos de la naturaleza, poner una manta sobre la cama, una almohada para su cabeza. Deslizar las manos sobre él bebé con un aceite natural y sentir como su cuerpo reacciona a los movimientos circulares de los dedos. Tomar las diminutas manos y los diminutos pies y recorrerlos, contacto que va a dejar sus huellas. Cada caricia, cada beso contribuye a un crecimiento feliz.
Puede sonar cursi, pero el amor es la clave del éxito. Nada puede salir mal si se hace con amor. Estos masajes, descubiertos por un doctor francés llamado Frédérik Levober en la India, son la más absoluta demostración de amor de una madre a su hijo. Este médico vio en uno de sus viajes por la India a una madre en las calles de Calcuta haciendo estos masajes a su bebé.
Me lo imagino acercándose a ver de qué se trataba, preguntándole a esta mamá sobre algo común para ella y totalmente exótico para él. Ella se llamaba Shantala, nombre que también se le da a la diosa Parvat la diosa del poder, es la diosa que da energía. Shantala, esta diosa encarnada en madre, le explicó a este médico francés su forma sencilla de empoderar a su propio hijo, con el contacto de sus manos, con la demostración de amor puro. Levober escribió entonces el libro llamado Shantala. Arte tradicional de masaje para bebés.
Algunas recomendaciones para hacer masajes shantala a tu bebé
Estos masajes se pueden dar desde el momento en que el bebé nace hasta que tiene, aproximadamente, ocho meses. Siempre es conveniente hacerlo desde lo más temprano posible así el bebé naturaliza el contacto y se acostumbra a los movimientos.
Idealmente la mamá debe estar sentada en el suelo con las piernas hacia adelante. Se coloca una manta sobre las piernas donde el bebé va a apoyarse. La idea es recorrer cada parte de su cuerpo, desde la cabeza a los pies haciendo movimientos circulares. Durante el primer mes de vida no se pueden usar aceites, ni siquiera los aceites naturales, pero luego sí es conveniente usarlos, no solo porque es más placentero para los dos, sino porque el aroma puede estimular al bebé a relajarse y a sentirse más seguro en las manos de su mamá.
Beneficios de los masajes shantala para el bebé
La lista de beneficios de estos masajes es muy larga. En principio, los masajes son una buena transición entre el mundo que el bebé conocía (el ambiente materno) y el mundo exterior. El bebé entiende que aún él y su mamá son una unidad, por lo que estos masajes ayudan a reforzar esa sensación. Este apego, durante este momento de su vida, es saludable y necesario, para que después, cuando tenga que que desapegarse y comprender que su madre y él/ella no son la misma persona, no sea tan doloroso. Cuanto más cerca estamos de nuestros bebés durante los primeros meses de su vida, más vamos a reforzar su seguridad y así ayudarlos a ser felices y autónomos.
Otros beneficios de los masajes son la mejor calidad de sueño que tienen los bebés. Conviene hacer los masajes todos los días al atardecer, antes del baño diario. Así, luego del baño, totalmente relajados, pueden ir a dormir probablemente por varias horas. Los masajes ayudan a reducir los cólicos, que a esta edad pueden ser un gran problema para algunos bebés. Además, tonifican los músculos y flexibiliza la columna. Considerando que la columna es el eje de nuestro cuerpo y la manera en que la energía corre por el mismo, los beneficios se extienden a todas las áreas: cuerpo, mente y espíritu.
Durante toda la sesión de masajes las mamás deberían cubrir la cara, el pecho, el estómago, las manos, los brazos, las piernas, los pies, la espalda. No deberían hacer una sesión entera cada día, sino observar y sentir lo que el bebé necesita en ese momento.
La técnica puede ser copiada, pero nunca se puede copiar el momento mágico que se genera entre bebé y mamá. Cada bebé es único, como cada mamá. Es en el proceso de descubrirse que estos masajes cumplen su gran función.
¿Alimentar al niño? Sí, pero no solamente con leche. Hay que tomarlo en brazos. Hay que acariciarlo, acunarlo. Y masajearlo. Hay que hablar a la piel del pequeño hay que hablarle a su espalda que tiene sed y hambre igual que su vientre. En algunos países, las mujeres saben todavía esto. Aprendieron de sus madres, enseñaron a sus hijas este arte profundo que ayuda al niño a aceptar el mundo y lo hace sonreír a la vida
Frédérick Leboyer
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