El masaje no tiene edad, pero es especialmente importante en edades tempranas. Su práctica ayuda al bebé en su desarrollo emocional y fisiológico y sobre todo, a crear vínculos muy especiales entre los papás y mamás y los peques. Una sesión periódica de masaje puede tener increíbles beneficios para tu bebé, dado que es una forma de dar cariño, y los niños van aprendiendo sobre la afectividad gracias a estas actividades. El masaje puede entenderse no sólo como un ejercicio terapéutico, sino también como una manera de conectar emocionalmente con tu bebé. ¿Quieres saber todo lo que el masaje puede hacer por tu pequeño?
Según la fisioterapeuta del centro BabyBe, Belén Martínez, el masaje ayuda a "satisfacer una serie de necesidades, que se cubren a través de la piel". En tus hijos, el impacto de un contacto amoroso como el masaje será el alivio, la seguridad, la protección y la autoestima que necesita.
Para empezar a realizar un masaje infantil, primero hay que establecer un acercamiento con el niño. Podemos usar recursos, como cantarle o contarle un cuento para captar su atención y que se mantenga quieto. Coger aceite y frotarse las manos puede servir para que el peque lo reconozca como el inicio del masaje y a la vez, poder calentar las manos para que tengan una temperatura más agradable para la primera toma piel con piel. La aproximación y el contacto deben hacerse con respeto. "En los bebés y niños pequeños esto es muy significativo porque no pueden prever, como los adultos, lo que va a pasar", explica la fisioterapeuta. "También es una manera de saber si les apetece el masaje en este momento".
Está indicado para todos los niños
El masaje infantil está indicado para cualquier bebé desde la caída del cordón umbilical hasta sus primeros años de vida. Pero es especialmente beneficioso para niños prematuros o de bajo peso, con cólicos del lactante, estreñimiento, problemas de insomnio...
Le ayuda a adquirir una buena postura
Durante la temprana infancia, el cuerpo se va acostumbrando y creciendo conforme a las posturas y ejercicios a los que les tengamos acostumbrados. En niños algo más mayores, entre 3 y 5 años, el masaje puede eliminar las tensiones de las malas posturas y corregir vicios, para evitar problemas de la columna en el futuro.
Educa las emociones
El masaje es una manifestación del afecto entre dos personas. El niño entiende que el masaje es un momento especial del día, íntimo entre sus mamá o papá y él. Acostumbrando al niño a vivir experiencias en las que intervienen las emociones incrementamos su inteligencia emocional.
Aumenta su autoestima
Una muestra de cariño tal como el masaje implica un acto de amor hacia nuestro hijo. El niño, aunque todavía sea muy bebé, entiende que estamos dedicando unos minutos para prestarle atención y cuidados, y se siento seguro y protegido. Esta práctica regular le convertirá en un adulto con una autoestima fuerte y sana.
Deja una huella afectiva
El masaje es un lenguaje más, a través del cual comunicamos a un ser amado cuánto le queremos. En este caso, a través de las manos estamos expresando a nuestro hijo cuánto le amamos. Un niño que aprende afectividad de pequeño se convertirá en un adulto sano emocionalmente y que será capaz de dar amor a su vez.
Reduce el estrés
Especialmente si se hace al final del día, el masaje es un momento de relajación, por lo que es ideal para preparar al niño para el sueño. Después de realizarlo, el bebé se notará visiblemente más tranquilo y dormirá mucho mejor. Además, reducirá la ansiedad, inseguridades y miedos que el niño pueda haber sufrido a lo largo del día.
¿Cuándo no debemos dar un masaje a nuestro bebé?
El masaje está contraindicado en caso de fiebre de más de 38.5 grados, infecciones graves, hemorragia, zona de punción de insulina, quemaduras, alteraciones de piel, enfermedades cardíacas graves... Según Belén Martínez, "si no se va a realizar un masaje terapéutico, éste debe ser agradable, relajante y es un momento de compartir".
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