Dar el pecho a demanda supone alimentar al bebé sin horarios, ni duración determinada de la toma ni entre las mismas. El dicho que cada vez más se extiende “el pecho no tiene horario”, es lo que debería primar. Sin embargo, aún en muchos hospitales y centros sanitarios siguen recomendando la lactancia cada tres horas y 20 minutos de duración, aunque se ha convertido en algo obsoleto, que no tiene fundamento en la evidencia científica.
Es importante que la mujer sea informada antes de dar a luz de lo que implica la lactancia materna, todos los beneficios que va a reportar al bebé física, psíquicamente y a nivel inmunológico; los beneficios que le va a reportar a ella por dar el pecho; y a ambos, en cuanto a relación y apego. Pero también hay que eliminar muchos mitos y recordar que no siempre es un camino de rosas, que pueden aparecer piedras en el camino (mastitis, ingurgitación, grietas…) que tienen solución, pero que pueden dificultar un poco la época de la lactancia.
Para estar informada de todo sobre tu estado de gestación, el parto y el posparto echa un vistazo a las 100 palabras que debes saber durante el embarazo.
Para algunas mujeres el hecho de que tengan que estar a “merced” del bebé, a sus horarios de demanda de pecho y a la tardanza de cada toma les puede resultar algo agobiante y abrumador; pero debemos entender la razón de que esto sea así, ya que no es un capricho del bebé sino que la naturaleza actúa sabiamente, y será entonces cuando podrá llevarse mucho mejor. La lactancia a demanda tiene una doble orientación: por un lado la duración de la toma y por otro el tiempo que transcurre entre las mismas y lo que prima son las necesidades del bebé, éste va a ser el que pida mamar cada vez que lo necesite.
Para poder cumplir con este requisito es necesario que la madre esté cerca de su hijo y que entienda cuando su pequeño le pide mamar, es decir que sea capaz de descifrar las señales que el pequeño manda cuando necesita alimentarse. Entendiendo que el llanto es una llamada de desesperación, antes el bebé va a hacer movimientos de cabeza y de la boca como si buscara el pecho de su madre. Algunas de éstas señales son: succionar, chuparse las manos o cualquier cosa que tenga cerca y deberán ser interpretadas por los padres como señales tempranas.
¿Por qué es importante dar el pecho a demanda?
La lactancia responde a la ley de la oferta y la demanda: cuanto más demanda nuestro bebé más vamos a producir. Esto quiere decir que será el pequeño el que regule la producción de leche de la madre y que la cantidad se adecuará perfectamente a lo que necesita el bebé. Es por eso que normalmente un recién nacido hace entre 8 y 12 tomas al día y que al principio sean algo largas (20-30-50 minutos).
Es importante ofrecer al bebé el pecho siempre que tenga hambre para que la producción se regule y además, satisfacer sus necesidades. Es decir, consideramos normal que un bebé haga pausas entre las tomas de 2-3 horas (incluso más) y en otras tomas “sólo aguante” 10 minutos. Al principio es bastante errático pero luego tiende a regularizarse.
No debemos de controlar cuánto tiempo duran sus tomas ya que hay bebés que maman poco tiempo y muchas veces y otros que hacen pocas tomas, durante mucho tiempo. Es importante dejar que el pequeño se separe de manera espontánea, ya que sólo así nos aseguraremos que toma la tetada del principio, de la mitad y del final (cada parte tiene componentes y nutrientes diferentes, y es fundamental que llegue hasta el final, que es la porción más grasa de leche, que le saciará y hará que la ganancia de peso sea adecuada).
Además, los padres deben saber que no sólo se mama para saciar el apetito sino que dar el pecho es mucho más que alimento: es consuelo, entendimiento, cariño, amor…
El embarazo mes a mes
¿Va a ser siempre así?
Los primeros días y semanas de vida de un recién nacido deben de considerarse como momentos de transición:
>Para el bebé, que debe adaptarse a vivir fuera del vientre materno, y demandar que sus necesidades sean cubiertas.
>Para la madre, que debe de aprender a conocer a su hijo, interpretar sus llantos, movimientos, ruidos (y además recuperarse del parto, con los cambios hormonales que supone el postparto).
>Para la unidad familiar, de repente llega un nuevo miembro a la casa, que pone patas arriba nuestra existencia.
Al principio el pequeño tiene poca fuerza, su estómago es muy pequeño, y debe de regular la producción de leche por parte de su madre; con lo que cabe esperar que se enganchen muchas veces, incluso durante largo tiempo, porque a menudo succionan, se quedan dormidos y luego vuelven a querer mamar.
Al principio el pequeño tiene poca fuerza, su estómago es muy pequeño y debe de regular la producción de leche por parte de su madre; con lo que cabe esperar que se enganchen muchas veces, incluso durante largo tiempo, porque a menudo succionan, se quedan dormidos y luego vuelven a querer mamar.
¿Cuándo me debo preocupar?
La verdad es que es importante saber guiarnos por nuestro instinto de madres, las mujeres hemos perdido la confianza en nuestra capacidad de criar. Es verdad que los niños no vienen con un manual de instrucciones (y hoy en día todo lo que te compras tiene uno) y las dudas y temores de si lo estaré haciendo bien, estará mamando correctamente, si el comportamiento de nuestro pequeño... nos surgen a todas. Pero en la crianza prima la calma, ante todo ¡mucha calma!
Hay señales que nos pueden indicar que algo no va bien en la lactancia:
>Que tengamos dolor continuo durante la toma.
>Que aparezca dolor después.
>Que las tomas sean todas de más de 50 minutos, e incluso se junten unas con otras.
>Que el bebé no moje los pañales.
>Que pierda peso en exceso (tras el nacimiento se considera normal una pérdida de hasta el 10%).
>Que las grietas, heridas no se curen.
>Que tengamos signos de mastitis: zonas enrojecidas, dolor, zonas duras, no vaciado correcto, fiebre...
La mayoría de las veces se debe a un agarre no correcto, a la presencia de un frenillo lingual, a la ansiedad de la madre... Lo importante es que si tienes dudas acudas a un profesional actualizado en lactancia materna: la matrona o una asesora de lactancia pueden echarte una mano, corregir malos hábitos, diagnosticar un problema en la anatomía del bebé o devolverte esa confianza que a veces dejamos guardada en un cajón porque hagas lo que hagas, decidas lo que decidas, si está hecho desde el amor, estará bien.
Contenido elaborado en colaboración con MaterNatal.com
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