Antes de nada, es importante saber que el patrón de sueño nunca es igual en todos los niños. El tiempo de descanso y su calidad dependerá del propio bebé o del ambiente familiar, por lo que cada recién nacido evolucionará de manera individual de acuerdo al contexto en el que se desarrollen sus primeras semanas.
Durante los primeros seis meses de vida es completamente normal que los bebés se despierten varias veces por la noche, pues tal y como indican los expertos de la Asociación Española de Pediatría (AEP), el motivo más probable de que no puedan dormirse es asegurar que se les alimenta con frecuencia, ya que su crecimiento es muy rápido y necesitan mas atención que nunca por parte de los adultos, especialmente de la madre, puesto que se desarrolla la fase de lactancia.
Debido a esta irregularidad del sueño de los recién nacidos, estos pueden llegar a dormir alrededor de 16 a 17 horas al día y se despiertan cada tres horas, principalmente por la noche debido a diversos factores, fundamentalmente relacionados con la fase de lactancia. Como es de entender, los bebés no conocen los ritmos de vigilia de los adultos y tampoco tienen un ritmo alimenticio como ellos, por lo que pueden tener hambre en cualquier momento, independiente de la hora que sea.
Otro de los factores que también pueden influir cuando duermen los bebés es la llamada "angustia por separación", que se manifiesta entre los seis meses y los dos años de edad cuando el bebé no ve a su mama y necesita que tanto ella como su pareja estén con él mientras duerme escuchando su voz o sintiendo sus mimos.
Síntomas de malestar, incomodidad, fiebre u otras dolencias también son motivo lógico por los que el bebe no puede tener un descanso completo en su cuna. Una posible causa de ese malestar pueden ser los cólicos del lactante, que suelen afectar a los bebes de entre 2 y 3 meses entre la última hora de la tarde y las primeras de la noche.
Por último, mientras duerme el recién nacido también puede llorar porque se ha manchado el pañal y esa sensación de humedad le despierta. Es conveniente que si esto ocurre durante la noche, se les limpie y se les cambie el pañal rápidamente para que puedan coger el sueño de nuevo. Lo ideal es que le cambies para que vuelva a dormirse y empiece a comprender que hay tiempo para divertirse y tiempo para dormir.
Fases del sueño del bebé
Las fases del sueño infantil van madurando según pasan los años y las etapas cambian mucho respecto a las demás, puesto que no tienen la capacidad para comprender la rutina de las comidas y del sueño, por lo que los bebés siempre externalizarán el hambre llorando.
Desde que es recién nacido hasta los 8 meses, se empiezan a organizar las fases del sueño del bebé en unción de la rutina de su día a día, esto es, los paseos, las comidas o lo baño. Durante esta etapa, el bebé no alcanza el sueño profundo, por lo que cualquier ruido o sonido puede alterar su sueño y es muy común que cuando lo dejes en la cuna se ponga a llorar, puesto que prefiere estar en brazos de los adultos.
Desde entonces hasta pasados los dos años, los bebés irán adquiriendo todas las fases del sueño (adormecimiento, sueño ligero, sueño profundo...), pero seguirá teniendo despertares por la noche aunque con menos frecuencia, siempre buscando el calor de su madre (el denominado colecho, momento en el que los niños quieren dormir en la misma cama que sus padres). A partir de los dos años y hasta los 5 anos, irán desapareciendo progresivamente las siestas diurnas y a partir de los 5 anos el niño dejará de despertarse por las noches.
Pueden despertarse entre tres y cinco veces durante la noche
Como hemos comentado, no es algo extraño que los recién nacidos interrumpan su sueño durante la noche en el período de lactancia, ya sea para realizar una toma, porque necesitan un cambio de pañal o simplemente por una necesidad afectiva por parte de los adultos.
El doctor Gonzalo Pin Arboledas, pediatra y especialista de la Unidad de Sueño en el Hospital Quirón Sade Valencia, explica que "es normal que un bebé se despierte entre tres y cinco veces durante la noche. A los cinco o seis meses consiguen comenzar a adaptar su sueño la rutina de horario de los demás familiares".
¿Y estas interrupción es algo negativo? Desde la AEP aseguran que probablemente no, pues "éste es el modelo natural de desarrollo del ser humano". De hecho explican que los bebés que toman el pecho tardan más tiempo en conciliar un sueño prolongado, pero esto no tiene por qué ser algo malo necesariamente, al contrario: "Las tomas nocturnas son muy útiles para favorecer la prolongación de la lactancia materna", explican desde la asociación. "Esto también favorece el apego pues el contacto piel con piel y la liberación de oxitocina en la madre durante el amamantamiento contribuyen a este vínculo".
Si llora por las noches, ¿debemos cogerle en brazos?
En este tema las opiniones son dispares: hay padres que creen que es mejor dejar que los bebés lloren y vuelvan a dormirse ellos solos y otros que enseguida acuden a ver qué les ocurre, ya sea por preocupación o por cansancio porque, cuanto antes se les atienda, menos tardarán en dormirsede nuevo.
Generalmente, se recomienda atender siempre al llanto del bebé, pues "no hacerlo puede tener un efecto perjudicial para el desarrollo del apego entre el bebé y sus progenitores". Además, le puede estar pasando algo grave al niño, como una fiebre o una dolencia mayor, y es mucho mas recomendable estar con el niño para valorar qué le puede estar pasando y, por supuesto, darle el calor que necesita.
Eso sí, no debemos estimularle en exceso (tocarle, jugar con él, encender la luz, mecerlo en brazos por un tiempo prolongado...), ya que esto no ayudaría a que el niño consiga ser autónomo a la hora de conciliar el sueño y en cierto modo rompe la rutina a la que se debería estar acostumbrando.
Poco a poco, los niños deben saber cuáles son las horas de descanso y cuáles son las de ocio y puedan compartir en cierto modo sus horarios con sus padres. Por ejemplo, con el tiempo, deben comprender que despues de la hora de la siesta toca la hora del bano y, a continuación, la hora de dormir.
Entonces, ¿cuántas horas debería dormir un bebé al día?
Sentimos decepcionarte, pero no hay una respuesta concreta a esta pregunta, pues como ya adelantábamos al principio: cada bebé es diferente y, por lo tanto, sus fases de sueño pueden ajustarse a los parámetros estimados por la Asociación Española de Pediatría o no. ¿Sabes cuáles son?
En un principio, los bebés recién nacidos pueden llegar a dormir al día entre 16 y 18 horas (¡puede que tengas la mala suerte de que las horas restantes las pasen despiertos mientras tú deberías dormir... o no!). Una vez pasada esta fase, alrededor de los dos años, pueden alcanzar el sueño unas 13 horas al día y, cuando hayan pasado los 36 meses y hasta los 5 años, duermen entre 10 y 12 horas al día.
Consejos para favorecer el sueño del bebé
En cierto modo, el descanso de tu bebé depende de factores que tanto a él como a las mamás y papás se les escapan de las manos porque no pueden controlar. Sin embargo, podemos fomentar el sueño de los mas pequeños de la casa con varias medidas que sí están a nuestro alcance.
Una de ellas es las características de la habitación en la que se encuentra su cuna. Ésta debe estar a una temperatura óptima que no supere los 21-22 grados para que el niño no pase frío pero tampoco calor. Para que se pueda respirar bien en el interior, es necesario ventilar la habitación y que ésta no esté demasiado iluminada, pero tampoco a oscuras, ya que si el lactante te siente, querrá que le des el pecho o le cojas y si no te ve tendrá miedo y angustia.
Por otro lado, es importantísimo que el colchón en el que descanse sea firme y que no utilicemos mantas ni edredones pesados, ya que no conviene abrigar en exceso al bebe, que siempre debe permanecer boca arriba. Es aconsejable que utilices un saco de dormir en lugar de una manta, puesto que se puede producir la muerte súbita del bebé. Por ese motivo, tampoco se aconseja que no utilicen una almohada, puesto que se pueden asfixiar con ella y tampoco debe haber objetos pequeños en el interior de la cuna por el mismo motivo.
Además, hay que fomentar el ambiente tranquilo y agradable para que pueda echarse tranquilamente sus siestas y, aunque se recomienda no hacer demasiado ruido para no despertarle, el niño debe acostumbrarse al ruido habitual de la casa, ya sea el de la cafetera o el de las persianas.
Por último, como ya hemos comentado en párrafos anteriores, conviene establecer una rutina diaria para ayudar al recién nacido a entender los momentos del dia. Debe saber qué ocurre antes y después del baño y los adultos deben seguir esa rutina a rajatabla, puesto que si la cambian el bebe estará desorientado y no entenderá por qué unos días si se puede jugar antes de irse a dormir y otros días no. Aunque sea tentador, no te la juegues, ¡que despues no habrá quien le duerma!
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