Al nacer, los ojos de los bebés suelen ser de un bonito color azul grisáceo oscuro, que además se mantiene durante toda la lactancia. Pero después de unos meses, el iris finalmente comienza a producir melanina, y es entonces cuando el ojo adquiere un color diferente. Cuanta más melanina produzca, más oscuros serán los ojos. Por lo tanto, los ojos que menos melanina producen son los verdes y los azules.
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El color de los ojos de un niño también es hereditario, es decir, dependerá del color de los ojos del padre y de la madre. ¡Pero también del color de los ojos de los abuelos! Por eso es muy difícil adivinar de antemano de qué color serán los ojos del bebé. Pero siempre lo puedes intentar: por ejemplo, el alelo del color azul predomina sobre el color marrón. Así, si ambos padres tienen ojos azules, el bebé tendrá seguro los ojos azules, o en su defecto verdes.
Muchos padres de hecho desean que sus hijos tengan los ojos verdes, aunque has de saber que solo el 2% de la población mundial tiene los ojos de este color. Este color es tan poco frecuente porque son ojos con muy poca melanina y un mayor grado del pigmento llamado “lipocromo”. Esta falta de melanina da al iris un tono azulado que, mezclada con este lipocromo, hace que surja el color verde. La mayor parte de las personas con ojos verdes son mujeres, por lo que encontrar un chico de ojos verdes es toda una "rareza".
Otra "rareza" son los ojos color ámbar, aunque España es uno de los países en los que más abundan.
También hay un caso muy especial de coloración de los ojos: la heterocromía. Esto no es otra cosa que una anomalía genética que sufren algunas personas que provoca que tengan un ojo de cada color. La heterocromía es hereditaria, y se produce por una deficiencia o un exceso de melanina.
Aunque ahora mismo tengas muchísima curiosidad por saber cuál será el color de ojos de tu pequeño, estamos convencidas de que una vez que lo tengas en tus brazos te parecerá el color más bonito que hayas visto en tu vida.
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