Lindsay y Matthew Brentlinger tenían un deseo en común: convertirse en padres. Este matrimonio estadounidense estuvo años intentando concebir hasta que, al fin, el pasado año lo consiguieron. El 17 de diciembre Lindsay dio a luz a dos mellizos: un niño llamado William y una niña, Reagan. Pero, desafortunadamente, la alegría por su reciente paternidad se vio pronto truncada al conocer que la esperanza de su hijo era muy corta. Algo que ya les habían advertido los médicos durante el embarazo, pues durante la semana 23 de gestación les avisaron de que probablemente el pequeño nacería muerto.
Pese a todo pronóstico, William sobrevivió al parto, pero por desgracia tan solo pudo vivir once días más. "Tenía diferentes anomalías", cuenta la madre de los mellizos a 13 ABC. "La parte izquierda de su corazón no funcionaba". Para guardarle siempre en su memoria y que su hermana le pudiese recordar cuando se hiciese mayor, este matrimonio decidió realizar una sesión de fotos a ambos bebés juntos. Unas emotivas imágenes que nos recuerdan, tristemente, que nada es eterno (memento mori) y que os dejamos a continuación:
Para inmortalizar los primeros días de los pequeños, el matrimonio contactó con Lindsey Brown, una fotógrafa especializada en maternidad. "Las imágenes son recuerdos,” explicó Brown. “Sé que mucha gente los atesora, así que me alegró mucho poder hacerlo por esta familia".
El padre de los niños aseguraba que, pese a todo, los once días que William consiguió vivir fueron los más felices de su vida. Ahora, aunque el pequeño ya no está, al menos cuentan con unas bonitas fotografías para recordarle siempre. "Lloré la primera vez que las vi", confesaba Lindsey. "Aún lloro a veces. En algunas de las fotos se le puede ver completamente despierto, con sus preciosos ojos abiertos".
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