Las alergias alimentarias en niños pueden llegar a ser un quebradero de cabeza para los padres. Los alérgenos se esconden en muchos alimentos y pueden tener consecuencias más o menos graves en las primeras semanas o durante los primeros meses de vida de tu bebé. Estar bien informada sobre las alergias puede ayudarte a saber reaccionar. Los huevos, la leche, las fresas... cualquier alimento puede provocar una alergia, todo depende de cada persona.
Hay diferentes niveles de alergias y las más graves son, afortunadamente, muy poco comunes, pero las más corrientes sí influyen en la vida diaria.
Causas de las alergias alimentarias en niños
Hay que prestar atención a la diversificación alimentaria: ofrecer a un bebé una alimentación variada demasiado pronto puede provocar alergias, ya que su organismo no está preparado para asimilar todo tipo de alimentos. La leche materna debe ser su única fuente de alimentación hasta los cuatro o seis meses. De hecho, un niño alimentado con leche materna tiene menos riesgos de desarrollar alergias que un niño alimentado con leche de sustitución.
La alimentación industrial está involucrada: los productos que consumimos actualmente son de origen industrial y los componentes de los platos preparados son más complejos que un plato cocinado en casa. Por ejemplo, un puré en polvo contiene aceites vegetales, conservantes o aditivos para resaltar el sabor, mientras que un puré preparado en casa contiene únicamente patatas (o cualquier hortaliza o verdura), un poco de mantequilla, sal y pimienta.
Tenemos que ser cuidadosas con su alimentación porque el organismo de los niños no está preparado para asimilar unos alimentos tan “complejos”.
¿Cómo reconocer los signos de la alergia alimentaria en niños ?
Las reacciones a los alérgenos alimentarios son muy numerosas, pasando de la más leve a la más grave:
- Se trata de una alergia alimentaria leve si aparecen síntomas después de 24 horas de la ingesta de la comida, tales como:
- Pequeñas lesiones cutáneas (manchas rojas en la cara o en el cuerpo)
- Picores
- Diarrea o estreñimiento crónicos
- Se trata de una alergia alimentaria grave si los síntomas aparecen nada más ingerir la comida. En este caso la reacción cutánea será extremadamente rápida, por lo que tendrás que consultar urgentemente a un médico.
Existen síntomas mucho más excepcionales como el shock anafiláctico, incluso puede llegar a producirse en casos extremos una parada cardiaca.
La importancia de leer las etiquetas de los alimentos
La vida diaria de un niño que es alérgico a un determinado alimento o compuesto del mismo no resulta siempre fácil. A la hora de hacer la compra es muy importante mirar el etiquetado de los productos para saber qué llevan exactamente.
Desconfía de los términos que puedes leer en las etiquetas:
- Aceite vegetal: si tu hijo es alérgico a la soja o a los cacahuetes ten cuidado, estos son los aceites más utilizados en la preparación industrial.
- Fécula: tu hijo no puede ingerirla si es alérgico a la patata o al gluten.
- Fermentos lácticos: si tu hijo es alérgico a la leche de vaca o a la lactosa en general no podrá tomarlos.
- Conservantes o aditivos: ningún alérgico puede ingerirlos.
Alergias cruzadas
¡No te olvides de las alergias cruzadas! Algunos alimentos que no tienen nada que ver en apariencia, contienen las mismas sustancias alérgicas. Algunas de las alergias cruzadas más frecuentes son:
- La alergia al tomate, cruzada con la alergia a la patata.
- La alergia a los cacahuetes, cruzada con la alergia a la soja, los guisantes, las lentejas y las habas.
- La alergia a la cebolla, cruzada con la alergia al ajo.
- La alergia a la cereza, cruzada con la alergia a la manzana, a la pera, al melocotón, a las almendras y a la ciruela.
- La alergia a la zanahoria, cruzada con la alergia al apio, al hinojo y al perejil.
En general, las alergias más corrientes suelen ser:
- A la clara de huevo
- A los cacahuetes
- A la leche de vaca
- Al pescado
Existen diferentes pruebas que detectan las alergias alimentarias en niños. Una de las más comunes es el test cutáneo, en el que el médico hace una serie de pequeños pinchazos en el brazo del niño para saber si sufre reacciones a las sustancias probadas. La mayor parte de las alergias desaparecen poco a poco, según el niño va creciendo, pero si la alergia es elevada, se retirará ese alimento completamente de su alimentación.
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