A veces se piensa que con un bebé no te puedes ir a cualquier lugar de vacaciones, pero estamos muy confundidas. Lo cierto es que, con un poco de precaución, puedes llevar a tu bebé a la playa, a la montaña, al campo... ¡Donde prefieras! También, hay que tener cuidado a la hora de viajar si estás esperando un bebé.
De vacaciones en el mar con un bebé
La brisa marina da vida a los bebés, con la excepción de los riesgos de insolación y de deshidratación (¡protector solar, agua, sombrilla, gorro y gafas obligatorios!), sobre todo en los niños que tienen eccemas. No hay que olvidar que a veces este clima puede poner a los niños nerviosos, y tendrán problemas de sueño durante algunos días. Decídete por unas vacaciones en el mar cuando tu hijo sepa estar sentado, lo que evitará engorros con la arena, y para los que tengan menos de 6 meses: 1 hora de playa al día es más que suficiente.
De vacaciones en la montaña con un bebé
Si deseas ir a la montaña tienes que saber que no podrás visitar zonas de mucha altitud, ya que tu hijo correría el riesgo de sufrir una “otitis barométrica” cuando sube o baja muy deprisa a una altura de 1.500 metros. No cojáis un teleférico y en las subidas aprovechad para descansar los llanos que os vayáis encontrando. Lleva un carrito o sillita todoterreno o una mochila porta-bebés que sea cómoda. En invierno, puesto que el bebé no ejerce muchos movimientos, puede resfriarse con facilidad; y en verano recuerda ponerle un calzado conveniente por si le da por patalear. Como en el mar, el aire de la montaña es muy bueno, pero cuidado con el sol, que puede ser muy traicionero.
En el campo con el bebé
No te descubrimos nada nuevo si te decimos que el campo es el destino ideal para un bebé. Lo normal es que estés en calma, con un clima agradable y, sobre todo, los lugares no estarán saturados de turistas. Un bebé duerme la mayor parte del tiempo, necesita rutina. La única precaución que tienes que tener es llevar productos anti mosquitos (existen algunos especiales para niños) para evitar que te arruinen las vacaciones, cuyo objetivo es el descanso.
Irse lejos con el bebé
Hay que tener una gran motivación y tomar muchas precauciones previas para irse a explorar el vasto mundo con un pequeño. Antes de partir hacia un destino lejano es imprescindible ir al pediatra para que te dé las recomendaciones oportunas. Según qué país quieras visitar es obligatorio ponerse ciertas vacunas (tifoidea, rabia, fiebre amarilla, paludismo...) y acuérdate también de llevar una mosquitera para la noche. En cuanto a la documentación, no olvides incluir a tu bebé en tu pasaporte. Anticípate, además, a las posibles molestias que te puedes encontrar en destino para encontrar pañales o esterilizar los biberones (cuando el agua del grifo no es potable). Evita en lo posible los países tropicales debido al riesgo de parásitos en las regiones húmedas. Es más conveniente que optes por destinos de los que puedas estar segura de que haya una buena higiene e infraestructuras médicas (Europa, Estados Unidos y Canadá).
Viajar en coche con un bebé
Coloca bien el equipaje en el maletero para evitar que alguna maleta pueda golpear al bebé en un frenazo brusco. Prepara una bolsa de emergencia con lo básico y que se sea accesible rápida y fácilmente (con pañales, ropa de recambio, agua...). Desactiva el airbag si la silla del bebé se encuentra en el asiento del acompañante y verifica que ésta cumple las reglas de homologación. Haz una parada cada dos horas para estirar las piernas, ¡tómate el tiempo necesario para llegar sano y salvo! No dejes nunca al bebé solo en el coche, incluso aunque esté durmiendo, y utiliza las áreas de descanso de las autopistas, totalmente equipadas, para darle la comida y cambiarle.
En tren con un bebé
Para un bebé, el tren es el medio de transporte ideal, tanto como lo era el campo como destino de las vacaciones. Te puedes ocupar plenamente de él, y te permitirá, en caso necesario, cambiarle el pañal sucio sin tener que mirar la carretera al mismo tiempo. El tren también tiene la ventaja de mecer al pequeño, al que el viaje se le pasará volando. Escoge un compartimento o una cabina para el descanso de los otros viajeros y limita tu equipaje. ¿Te resulta imposible? Entonces ten en cuenta que en RENFE (SNCF) puedes contratar servicios especiales de equipajes (precios a consultar en la web).
En avión con un bebé
Este medio de transporte está desaconsejado para los recién nacidos de menos de dos semanas y para los que sufren otitis habitualmente. Con el fin de evitar el dolor de oído, dale de beber antes, durante y después del vuelo. Hasta los 6 meses, si el bebé se alimenta sólo de pecho, llevará bastante bien la diferencia horaria si vas lejos. Para el vuelo, prepara previamente una bolsa con libros, juguetes y peluches para tenerle entretenido todo el viaje. Podrás aprovecharte de ciertas ventajas por viajar con un bebé: el billete es gratuito normalmente para los niños menores de dos años y sueles tener prioridad en el embarque. En el avión también disponen de cuna y baños con cambiador.
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