¡Cada vez queda menos para Halloween! Seguro que te encanta organizar planes para la noche más terrorífica del año, pero puede que ya estés cansada de las mismas fiestas, de disfrazarte, o de ver pelis de fantasmas y monstruos. ¿Y si pudieras viajar a un sitio inquietante donde vivir de primera mano una experiencia de miedo? Hay algunos lugares de la tierra que parecen sacados de una película de terror y que te pondrían los pelos de punta en cuestión de segundos. ¿Te atreverías a visitarlos? Échale un ojo a alguna de estas pelis para ir abriendo boca...
1. El Bosque Aokigahara
Este bosque de dificultoso nombre es más conocido como El bosque de los suicidios. Se formó tras las erupciones de lava que se sucedieron en el Monte Fuji entre el 800 y el 1083. Su sórdida historia se remonta al Siglo XIX; cuando las hambrunas y las epidemias asolaban el Japón de aquella época. Las familias más pobres, desesperadas y abocadas a la miseria, abandonaban allí a los niños y a los ancianos que no podían alimentar. Surgirían entonces las primeras leyendas de fantasmas que surcaban los bosques, en verdad espíritus de aquellos a quienes abandonaron a su suerte... Pero no acababa ahí la cosa. Si a este sitio le llaman "el bosque de los suicidios" es porque se trata del lugar con mayor índice de suicidios del país nipón. De hecho, es el segundo del mundo en este tétrico ránking, después del puente Golden Gate de San Francisco. Como nota curiosa, en 1993 se publicaba una sorprendente guía llamada El completo manual del suicidio y uno de los sitios que se "recomendaban" era éste.
El gobierno local ha confirmado que desde la década de 1950 se han encontrado alrededor de 500 cadáveres en este área. Y las cifras siguen creciendo. Tanto que han decidido poner carteles en el bosque, en japonés e inglés, para que los que vayan con intención de suicidarse busquen ayuda. Para encontrar a quienes hacen caso omiso, envían a unos 300 operarios al año, en una búsqueda de los cadáveres de aquellos que no han sido encontrados por visitantes y guardias forestales. Su parking está lleno de coches vacíos y caminar por sus senderos salpicados de calaveras y restos humanos no tiene desperdicio... Se diría que se trata de una especie de parque temático de la muerte. ¿Te atreverías a ir en Halloween?
2. La Isla de las Muñecas
Curiosa es la historia de este lugar situado al sur de la Ciudad de México, la Isla de las Muñecas. Si se llama así es porque sus principales habitantes son siniestras muñecas (o partes de ellas). ¿Cómo llegaron hasta ahí? Según cuentan, el cuidador de esta isla, Julián Santana, encontró a una niña pequeña ahogada en extrañas circunstancias en los canales de Xochimilco. Al poco tiempo, encontró una muñeca que era de la niña en el mismo lugar… Como muestra de respeto la colgó de un árbol cercano. Sin embargo, al poco tiempo comenzó a escuchar sonidos extraños y, en un intento de calmar a lo que él creía el espíritu de la joven, continuó recolectando muñecas para colgarlas en los árboles que rodeaban su casa.
El hombre debió perder la cordura cuando invadió prácticamente la isla entera con estas fantasmagóricas muñecas. Su afán era tal que incluso cambió todas sus cosas por muñecas para protegerse. Según contaban sus vecinos y familiares, decía escuchar las voces de las muñecas diciéndole que entrara en el agua. Y… casualidad o no, de pronto un día apareció muerto en el mismo sitio que la niña. La leyenda sigue su curso y aún hay quienes dicen que han visto moverse las cabezas y los brazos de las muñecas. Incluso algunos hablan de ojos abriéndose… Muy tétrico todo. Y muy turístico.
3. Isla de Poveglia
Este podría ser el argumento de una peli de terror. A comienzos del Renacimiento (XIV), Europa sufrió una plaga de peste negra. En Venecia la enfermedad atacó con gran voracidad, debido a su clima húmedo y a la suciedad de sus aguas estancadas. El trasiego de los mercaderes harían el resto… La peste se llevó tantas vidas que se quedaron sin sitio para los cadáveres, así que decidieron llevarlos a la Isla de Poveglia e incinerarlos en fosas comunes. Pero la pandemia no cesaba, así que las autoridades médicas, temerosas del contagio, decidieron que no sólo había que llevar a los muertos, sino también a los que padeciesen los síntomas. Hombres, mujeres y niños todavía vivos fueron arrastrados a la isla y lanzados a las piras crematorias. Más de 160.000 personas acabarían sus días en aquella pequeña isla.
La historia sigue. En 1922 en la isla se construyó, para más inri, un psiquiátrico. Los recluidos allí (enfermos mentales y psicópatas) dijeron que veían a los fantasmas de las víctimas de la peste y oían los lamentos de sus espíritus atormentados. Dado su estado mental, nadie quiso creerlos. El director del psiquiátrico, por su parte, se dedicaba a la curación a través de las terribles terapias en boga en aquella época: lobotomías y trepanaciones hechas con taladros de mano, cinceles y martillos eran una práctica habitual. Según la leyenda, al cabo de un tiempo, el director comenzó a ver a los espíritus de los muertos de la isla, lo que le llevó a saltar desde la torre del campanario, en pie aún hoy en día. Algunos incluso dicen que hay noches en que se escucha el repicar de la campana... Aquel acontecimiento puso fin al psiquiátrico y desde entonces la isla se encuentra deshabitada. Sólo la frecuenta la familia propietaria, que aprovechó para crear un viñedo sobre sus tierras antaño abonadas con restos humanos. Eso sí, sólo lo visitan de día.
4. Santorio mental Hellingly
Con más de un siglo de antigüedad, este asilo mental se encuentra hoy abandonado en mitad de la campiña inglesa, cerca del pueblo de Hellingly (East Sussex). Obra del arquitecto George Thomas Hine, se inauguró en 1903 para solucionar el problema de hacinamiento de los asilos del condado. A la mansión victoriana no le faltaba de nada y quería ser un referente en lo que a tratamientos se refiere. Así pues, comenzaron a experimentar con nuevas técnicas para tratar las enfermedades, donde el entorno natural y el aislamiento eran básicos.
Como suele pasar, el hospital excedió en mucho su aforo: aunque el número máximo de pacientes debía ser 700, parece que llegaron a atender a más de 1250. Este hecho dio lugar a una disminución de la calidad de la atención de los pacientes, muchos de los cuales murieron en circunstancias desconocidas. Hellingly cerró sus puertas en 1994 y del centro quedan hoy sólo unos restos tétricos y amenazantes. Será por eso que se dice que el lugar está embrujado y que con frecuencia se escuchan voces, gritos, susurros y ruidos extraños. ¿Se te ocurre un escenario más inquietante?
5. La escuela veterinaria Anderlecht
¿Vivirías en un lugar como este? Esto es lo que propone la escuela de veterinaria de Bruselas, un lugar donde la experimentación animal estaba a la orden del día. Este laboratorio digno de un científico loco, parece sacado de una película de terror. En algunos de sus estantes se apilan frascos con animales y partes de sus cuerpos conservadas en formol… Cuando la escuela se trasladó al campus en Lieja en 1991, los 19 edificios que componían el campus fueron abandonados. Por supuesto, mucha gente dice haber escuchado lamentos y ruidos extraños... Lo “mejor” de todo, que algunos de los edificios se han convertido en apartamentos tipo loft. Una opción a explorar. Al menos para los más aventureros.
Vale, reconocemos que hay que ser muy valiente (o casi imprudente) para visitar estos lugares, pero al menos son cinco sitios inspiradores para contar algunas historias de miedo en la noche de Halloween. ¡Pondrás los pelos de punta a más de uno!
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