Además, al tener un sabor tan afrutado, es el vino que gusta a todo el mundo, incluso a aquellos que no son grandes amantes de la enología.
El vino lambrusco es, por tanto, una apuesta segura en cualquier circunstancia.
Sin embargo, existen otras bebidas con cualidades y sabores similares, como el tinto de verano o la sangría. Pero la característica que lo convierte en único y lo hace triunfar entre todas ellas es, sin duda, la carbonatación a la que es sometido este vino italiano. El hecho de que se trate de un espumoso le confiere cierto toque glamuroso, achampanado, que no poseen el resto.
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Denominación de origen
El lambrusco proviene de la provincia italiana de Módena, concretamente de la región Emilia Romagna. En el mercado pueden encontrarse diferentes variaciones del lambrusco según su Denominación de Origen. El de Sorbara tiene un color rubí y es el de mayor calidad, el Grasparossa di Castelvetro es más seco y oscuro, el Salamino di Santa Croce es semisecoy el Reggiano es dulce. Además, también se vende el lambrusco Mantovano, el único con denominación de origen concedida fuera de la Emilia-Romagna.