Artículo elaborado en colaboración con la diseñadora e interiorista Sandra Marcos
La Navidad es tiempo de reencuentros. Es la excusa perfecta para que las familias se reúnan alrededor de una mesa y compartan alegrías y confidencias mientras disfrutan de los manjares más gourmets.
En pocos días se concentran numerosas citas navideñas y todas giran en torno a la mesa: la cena de Nochebuena, la comida de Navidad, la cena y las uvas de Nochevieja, el almuerzo de Año Nuevo y, como colofón, la comida del día de Reyes.
Cada una de ellas se presenta como una ocasión inmejorable para que vuestro hogar luzca sus mejores galas, con la mesa convirtiéndose en la auténtica protagonista. Para ayudaros a convertiros en los mejores anfitriones, la diseñadora e interiorista Sandra Marcos nos da las claves sobre cómo preparar una mesa de Navidad con estilo.
1. Comodidad y libertad de movimientos
El primer objetivo que debéis proponeros es que los invitados estén cómodos y dispongan del espacio suficiente. El número de comensales debe ir acorde con las dimensiones de la mesa. Parece un consejo obvio, pero, a veces, no se cumple y los asistentes acaban sintiéndose incómodos sin apenas espacio para moverse con total libertad.
Lo mismo sucede con la decoración de la mesa, no debe convertirse en un obstáculo para el movimiento de las personas, ni para su comunicación. Por lo que es recomendable prescindir de elementos verticales demasiado altos o voluminosos que se interpongan entre los comensales y les molesten a la hora de mantener una conversación.
Además, la diseñadora recomienda contar con una mesa de apoyo, pues resultará útil para tener cerca los accesorios que podáis necesitar a continuación o para sacar de la mesa principal los elementos que ya no se requieran.
2. El mantel marca el estilo
Lo más adecuado es que el estilo de la mesa vaya en consonancia con la línea decorativa del resto de la casa. El punto de inicio es la elección del mantel. Si elegís uno neutro podréis combinarlo con una vajilla más elaborada. Si por el contrario os decantáis por un mantel con vistosos estampados, la vajilla deberá ser sencilla.
Es probable que tengáis la suerte de haber heredado una mantelería antigua (confeccionada en lino, con bordados…), en ese caso, no dudéis en utilizarla. Por sí sola situará vuestra mesa en otro nivel, le añadirá un toque emocional y la dotará de un carácter único.
¡Un consejo! Es importante que el mantel tenga el tamaño adecuado respecto a la mesa. Al tratarse de un acontecimiento formal, el protocolo dicta que debe tener una longitud de unos 40 cm. desde el borde de la mesa.
3. La vajilla como protagonista
Es la situación perfecta para mostrar vuestras mejores vajillas, cuberterías o cristalerías. O si no tenéis un menaje particularmente valioso, quizá sea el momento de adquirirlo. Una excelente opción es esta vajilla de cerámica tradicional con estampaciones en negro y filo dorado, sus diseños contemporáneos y sofisticados la convierten en una vajilla elegante pero también funcional a la vez.
Lo habitual es que cada invitado tenga tres platos (llano, hondo y de postre), pero debéis colocar tan solo los elementos realmente imprescindibles, así la mesa no quedará tan recargada. Como base de cada servicio, podéis utilizar un bajoplato, de madera o de mármol, que protegerá el mantel y, al mismo tiempo, formará parte de la decoración.
Los cubiertos se sitúan, por orden de uso, de afuera hacía adentro. El cuchillo se coloca a la derecha y los tenedores a la izquierda del plato. A la derecha, por encima de los cuchillos, se disponen las copas de agua, de vino blanco y de vino tinto.
4. El centro de mesa ideal
Si tenéis una gran mesa, podréis permitiros situar un centro de mesa más espectacular, en cambio, si la mesa es más pequeña, este deberá ser más discreto. La forma de la mesa también influye en la elección del centro, ya sea redonda, ovalada o cuadrada, la silueta del centro deberá ir en consonancia.
Sandra Marcos recomienda elegir un centro de mesa elaborado con elementos naturales procedentes del bosque, tales como ramas de abeto, piñas, bayas de acebo… Esos mismos detalles pueden adornar el resto de la mesa como, por ejemplo, situando una piña en cada plato o creando unos sencillos servilleteros con cuerdas de yute y bayas de acebo.
Si os gustan las velas, podéis combinar candelabros de diferentes tamaños y materiales y, cuando llegue la hora de servir la comida, retirar los más voluminosos y dejar solo los más pequeños. Una brillante idea es la de suspender del techo una serie de adornos navideños (bolas de cristal, piñas de madera…), situados a diferentes alturas por encima de la mesa. Pero tened la precaución de colocarlos de tal forma que vuestros invitados no se golpeen con ellos al levantarse de sus sillas.
Os aseguramos que todos quedarán gratamente sorprendidos. Sin duda, la mesa de Navidad debe reflejar vuestra personalidad y vuestro estilo, pero, sobre todo, debe convertirse en un entorno donde vuestros seres queridos se sientan a gusto y puedan disfrutar de unas veladas inolvidables. ¡Feliz Navidad!
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