1. Haz una foto de tus manos
Antes, durante y después: esto te permitirá seguir la evolución y estar orgullosa de los progresos realizados.
2. Fíjate un objetivo final
En tu agenda o calendario, haz una estimación realista de la fecha en la que quieres tener las uñas intactas y marca en rojo la fecha elegida. Cada semana es una pequeña victoria. ¡Celébrala!
3. Mantén tu boca y tus manos ocupadas
Mascar chicle, tener en la mano una pelota anti estrés, hacer yoga... ¡Toda actividad que te permita evitar llevarte los dedos a la boca es bienvenida!
4. Hidrata tus manos y lima tus uñas
Ten siempre a mano tu kit de manicura para evitar morderte las uñas cuando las sientas un poco más largas o te salga algún padrastro. De hecho, esta técnica también funciona muy bien para los que se comen la piel alrededor de las uñas.
5. Elige una uña que no tocarás bajo ningún concepto y céntrate solo en no morderte esa
Cuando lo tengas controlado añade un segundo dedo, un tercero, y así sucesivamente. Este método te permite no solo hacer este cambio de manera progresiva, sino que también te motivará a ir añadiendo uñas al reto por la diferencia de aspecto entre las sanas y las que no lo están.
6. Protege tus uñas con guantes, tiritas o incluso con un esmalte especial para evitar morderte las uñas
Te será muy útil en los primeros días. Una vez que hayas alcanzado tu objetivo, mantén tus uñas siempre bien cuidadas y pintadas para no volver a recaer. Límalas, esmáltalas, hidrátalas... Y si puedes, acude a un salón de manicura para hacerte algún diseño bonito. Después de todo, han estado muchos años sufriendo tus mordiscos y ahora se merecen muchos mimos.
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