Cuando hablamos de relleno de pómulos, existen dos tipos de técnicas diferentes: temporal y permanente. Lo habitual es hacerlo de forma temporal con ácido hialurónico, ya que así la paciente puede ver el resultado y decidir si le gusta. Estos rellenos son biodegradables y el cuerpo los absorbe paulatinamente, por lo que su efecto desaparece, parcialmente, con el transcurso del tiempo. La ventaja de los rellenos biodegradables es que el resultado se mantiene durante un plazo de hasta dos años. Posteriormente se puede repetir el tratamiento.
Con los rellenos no biodegradables sólo se necesita un tratamiento, con un eventual retoque y los resultados son permanentes. También existe la opción de ponerse una prótesis de pómulos y olvidarse de los rellenos para siempre. ¿Quieres pasar por quirófano como estas famosas y optar por un cambio permanente o prefieres elegir la opción temporal?¡Tú decides!
¿Cómo se hace el relleno de pómulos?
Existen múltiples sustancias de relleno en el mercado. En la actualidad, y como ya hemos comentado, la más utilizada es el ácido hialurónico. El motivo es bien sencillo: está presente en nuestro organismo de manera natural, se puede encontrar en nuestra piel y en otras partes del cuerpo como las articulaciones y en el cordón umbilical. Esto implica que sea una sustancia que no requiere test de alergia.
¿El inconveniente? Nuestro cuerpo lo va absorbiendo paulatinamente, por lo que su duración es de 8 a 12 meses aproximadamente. En función de la región facial a remodelar, variará la densidad del relleno a inyectar.
Contenido elaborado en colaboración con Clínica Bruselas.
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