Seguir una alimentación equilibrada, practicar deporte de forma regular y eliminar los excesos nocivos de nuestro día a día son algunos de los valores que todas tenemos en mente a la hora de cuidarnos. En el mundo de la belleza ocurre lo mismo y, el concepto de "menos es más" se ha apoderado de los mejores productos cosméticos.
Estamos en constante búsqueda de una piel sana, luminosa, hidratada y que rezume naturalidad y, es aquí cuando entra en el juego la cosmética de origen vegetal.
No es ninguna sorpresa que, cuanto más natural sea un tratamiento, menos dañará a nuestro cuerpo y mejor absorberemos sus propiedades. Como hablábamos antes, las situaciones medioambientales actuales exponen a nuestro cuerpo a agresiones como la polución o los rayos UVA, factores que dañan y envejecen nuestro cuerpo. En la actualidad, el boom de la cosmética de origen natural reside en esa vuelta al savoir faire de antaño en el que los remedios naturales se convertían en la mejor medicina.
La filosofía de la cosmética natural
Más allá de las modas, conocer lo que nuestro cuerpo necesita es un trabajo de muchos años de investigación, algo sólo al alcance de marcas concienciadas y comprometidas con la naturaleza. Cada planta tiene unas propiedades y por consecuencia ejerce unos beneficios u otros sobre nuestro cuerpo y eso es algo que forma parte del ADN de Yves Rocher, firma que siempre ha controlado todo el proceso de elaboración de sus productos: cosecha, recolección, producción y distribución.
Tan importante como el efecto que genera este tipo de cosmética sobre nuestra piel es la forma en la que se obtiene de la naturaleza ya que se extrae directamente desde diferentes plantas. Sobre esta base vegetal se cimientan todos los productos de la marca que, desde sus inicios, siempre ha mantenido un crecimiento sostenible, partiendo primero desde sus campos de La Gacilly en la Bretaña francesa, donde tienen inmensos campos de cultivos para luego abrir una auténtica red de cultivos alrededor del mundo.
Esta producción sostenible afecta desde a sus ingredientes o la forma de extraerlos de la naturaleza, hasta su sistema de producción o su embalado. La cosmética de origen vegetal debe respetar al medioambiente y huir de la utilización de derivados del petróleo, parabenos o sustancias químicas que resulten agresivas para nuestro cuerpo y para el medio ambiente.
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Un trabajo de años
Yves Rocher, creador de la marca del mismo nombre, era un conocedor de las propiedades de las plantas de la región en la que vivía, por ello, comenzó a desarrollar una nueva forma de extracción de estos principios naturales para conseguir obtener todos los beneficios de las plantas.
Sin duda una de las claves del éxito de la cosmética natural reside en su poder de absorción por nuestro cuerpo. Al no contener ingredientes químicos, nuestra piel asimila de una forma más profunda las propiedades de estos ingredientes naturales.