Es uno de los jabones más conocidos del mundo. Desde que fuera creado en la Provenza francesa en el siglo XIV, ha sido comercializado y ensaltado por la multitud de beneficios que le aporta a la piel. Nunca ha pasado de moda y por eso hoy queremos darte a conocer un poquito más de este jabón con aroma a hogar.
Sus características
Existen dos tipos de jabón: uno verde y otro blanco. El jabón verde se produce con aceite de oliva, al que se añade aceite de copra y de palma. ¿En qué se diferencia del jabón blanco? En que este último en lugar de aceite de oliva contiene aceite de cacahuete. El jabón extra puro contiene un 72 % de estos aceites, todos ellos 100 % naturales. Ambos tipos son considerados jabones naturales por no contener colorantes ni coadyuvantes sintéticos.
La fabricación del jabón de Marsella también es muy precisa. Se realiza en un caldero, mezclando la sosa y los aceites. El proceso que sigue a la mezcla consiste en fabricar la pasta, espinarla (extraerle los residuos), cocerla, alargarla, colarla y secarla. Finalmente, se corta y se estampa.
Suele venderse en cubos de 600 gramos, pero lo podemos encontrar en otros formatos: jaboncillos, jabón líquido, etc. También los hay con diferentes perfumes como tila, lavanda, madreselva, muguete, anís, limón...
El interés por el jabón crece gracias a sus propiedades naturales y lo aprecian sobre todo aquellas personas que prestan especial atención a los componentes de sus productos de belleza y al impacto que estos tienen en el medioambiente.
Beneficios dermatológicos del jabón de Marsella
Como el jabón negro, los usos domésticos del jabón de Marsella son ampliamente conocidos. Ahora bien, también lo son sus propiedades dermatológicas y ecológicas.
- Es un producto ecológico: natural y biodegradable, no contamina el medioambiente como otros productos de ducha o jabones fabricados de manera industrial.
- Es suave y no irrita la piel, como los jabones industriales.
- Es hipoalergénico, desinfecta y cura las heridas.
- Lo suelen recetar los dermatólogos en casos de eczema.
- Se utiliza para exfoliar la piel en el hammam y dejarla satinada.
- Se puede emplear como dentífrico para curar las encías.
- Lavar la ropa de los más pequeños con este jabón reduce el riesgo de irritaciones y alergias.
- No contiene alérgenos, colorantes ni adyuvantes de síntesis, por eso es perfecto para las personas alérgicas y los bebés.
- Está indicado para los hombres, pues la espuma del jabón puede utilizarse para el afeitado.
- En Provenza dicen que colocando jabón de Marsella (entero o a trozos) a los pies de la cama se previenen resfriados y calambres.
- Se puede utilizar a diario, es más económico que el tradicional y dura casi el doble de tiempo.
¿Dónde encontrarlo?
La verdad es que no existe una denominación controlada para este tipo de jabón. Por eso puede que encontremos muchos que pretendan serlo pero que, en realidad, no lleven los componentes naturales, no cuenten con sus rasgos ecológicos y que provengan de otros países. Estos son productos industriales que contienen aditivos (colorantes y perfume), al contrario que el producto artesano, y que secan la piel.
Ahora bien, se puede comprar auténtico jabón de Marsella en jabonerías que lo siguen produciendo de manera tradicional, en calderas: Le Sérail, Le fer à cheval, Marius Fabre y Rampal Latour, todas ellas con página web y en las que la pastilla de 600 gramos cuesta menos de 10 € y la de 300 gramos, menos de 5 €.
El jabón de Marsella respeta la normativa de las etiquetas biológicas Ecocert y Cosmebio, no contiene OGM, conservantes químicos, colorantes ni perfumes de síntesis. Y tampoco se testa en animales.
Algo de historia
Crescas Davin, el primer jabonero de Marsella, aparece en los registros de manera oficial en 1371. No obstante, en el siglo XVI y XVII es cuando realmente la industria del jabón empieza a tener presencia en Provenza. Los jaboneros encuentran en estas tierras todos los ingredientes necesarios para fabricar su producto: la sosa, en la Camarga, y las olivas, en gran parte de la región gracias a la producción de aceite.
A mediados del siglo XVII Marsella fabricaba ya unas 20.000 toneladas de jabón entre las siete fábricas con las que contaba la zona. Colbert, para proteger la fabricación del producto, decide fijar sus características en un edicto. La normativización de la fabricación del jabón de Marsella garantiza su calidad y que los jaboneros de la ciudad adquieran renombre.
A finales del siglo XVIII las siete fábricas del siglo anterior se convierten en cuarenta y alcanzan a ser unas sesenta a principios del siglo XIX. Los sistemas de fabricación se perfeccionan con el paso del tiempo gracias a la mecanización y con ésta se consigue una producción de 180.000 toneladas de jabón. Así, Marsella se convierte en la primera ciudad productora de toda Francia con 108 jabonerías, 14 de ellas en Salon-de-Provence.
Tras el estallido de la segunda guerra mundial, los jabones más económicos comenzaron a proceder de París e Inglaterra y desbancaron a los de Marsella. En la actualidad, a pesar de que el interés por los beneficios de este producto van en aumento, tan sólo quedan 4 jabonerías repartidas en dos ciudades (Marsella y Salon-de-Marsella).
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