Te mostramos las 22 fases por las que todas pasamos cuando nos aplicamos un autobronceador:
1. Te reservas una noche solo para aplicarte el autobronceador
Sabes que es un proceso largo y laborioso, así que te regalas a ti misma una noche de tranquilidad para aplicarte tu autobronceador favorito. Y, seamos sinceras, ya aprovechas para darte un baño de espuma, pasearte por casa con una toalla en la cabeza, poner tu música preferida y cantar con el cepillo a modo de micrófono.
2. La cara
No sabes muy bien por dónde empezar, así que aplicas, extiendes y vuelves a aplicar por si acaso.
3. Olvidas hidratar previamente los codos
Es una zona muy seca, y necesita extra de hidratación para que coja el color. La teoría la sabemos, pero en la práctica todo cambia.
4. La aplicación
¡Hay tantas cosas que podrían salir mal cuando vas armada con una botella resbaladiza de líquido aceitoso y una manopla! Respiras hondo, comienzas a aplicar el producto y esperas que todo salga bien.
5. Por más que lo intentas, NUNCA consigues aplicártelo bien en las espalda
Da igual que seas contorsionista y trabajes en el Circo del sol, siempre hay zonas a las que no llegas para extenderte bien el producto. ¿Dónde están los gadgeto-brazos cuando se los necesita?
6. La depilación
¡Noooo! No pudimos resistirlo y ahora los poros de nuestras piernas están mucho más abiertos.
7. Sólo lo aplicas en las zonas que se ven
Es como cuando por pereza solo te pintas las uñas de los pies que asoman en tus peep toes favoritos. Si no se ve, ni te molestes.
8. La prueba del delito
Ya estás embadurnada en autobronceador, desnuda y esperando a que se seque quieta como una estatua para no rozarte con nada. Y de repente, el aburrimiento puede contigo y sufres un episodio de amnesia pasajero, te olvidas de que manchas más que un banco recién pintado y te sientas (sobre el sofá blanco) dejando la bonita forma de tus posaderas en él para el recuerdo.
9. ¿A qué huele aquí?
Si tienes suerte, tu autobronceador será de los que tienen un olor dulce a galletas, lo que no será un problema a no ser que tengas perro. Si es así te perseguirá insistentemente por toda la casa para obsequiarte con un cariñoso lametón en toda la pierna. Sin embargo, hay otros autobronceadores mucho peores, los que huelen a pis de gato. ¿Lo mejor? No sabrás si tu autobronceador es del primer grupo o del segundo hasta que te lo apliques. En el bote todos huelen muy bien...
10. La cagada monumental
Vale, admítelo, te has pasado con la cantidad porque pensabas que te iba a subir menos el tono y ahora estás pegada al espejo intentando no gritar. ¿Hasta qué tonalidad de naranja es aceptable para un ser humano?
11. Tu padre te mira raro
No sabe muy bien qué decir para no ofenderte, así que se limita a poner esta cara.
12. El dorso de tus manos no parece estar compuesto de piel
Ahora es cuando recuerdas la advertencia de "lavar las manos inmediatamente después de la aplicación" que te pareció haber leído en el bote.
13. Las sábanas
Tus impolutas sábanas blancas ahora tienen un bonito tono entre naranja y marrón, y además apestan a autobronceador. Genial.
14. No puedes dormir
Te tapas, te destapas, te vuelves a tapar... Te sientes pegajosa, sucia y hueles fatal. ¿Alguien me puede explicar por qué he hecho esto voluntariamente?
15. La mañana siguiente
Carrera hacia el espejo. ¿Qué tal estaré? ¿Tendré el tono dorado de Gisele Bündchen? ¿El moreno de Beyoncé?
"Ahora estoy guapo"
16. El oompa loompa
Ni Beyoncé, ni Gisele Bündchen, lo que pareces es una mezcla entre naranjito y un Oompa loompa. ¿Por qué me echaría yo esa última capa en la cara?
17. La ducha
Es la cuarta ducha que te das esta mañana y sigues oliendo como una galleta gigante (en el mejor de los casos).
18. Los ronchones
Estás segura de haberlo aplicado de la forma más uniforme posible, pero tus piernas parecen haberse unido a la tendencia del animal print.
19. Los dientes
Vale, te has pasado con el tono, pero tus dientes se ven más blancos que nunca.
20. Te dejaste trozos en blanco
No pasa nada, si no despegas los brazos del cuerpo casi ni se nota.
21. No te hidratas
No te apetece hidratarte a diario así que empiezas a pelarte como si fueras una serpiente que está mudando la piel. ¿Cuándo puedo empezar a exfoliarme?
22. Tu color natural no estaba tan mal
Después de haber sufrido para intentar no parecerte a Casper en la playa, es casi peor el remedio que la enfermedad, y tras verte de esa guisa, tu color natural de piel te parece hasta favorecedor.
"Yo me bronceo"
¿Tú también has pasado por las 22 fases? Cuéntanos tu experiencia en @enfemenino . ¡Lo que el naranja ha unido que no lo separe el hombre!
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