Desde que te preparas para entrar en la cabina hasta que sales, hay ciertas etapas y situaciones comprometidas que todas vivimos a la hora de hacernos la depilación láser. Decirle adiós al vello no deseado es una auténtica bendición que mejora nuestra vida considerablemente y, tanto si acabas de comenzar tu tratamiento como si ya eres toda una veterana, seguro que todas estas situaciones te son familiares.
1. Siempre estás lista para cualquier plan
Seamos sinceras, la vida social mejora mucho cuando no tienes que rechazar la invitación a una pisci-fiesta porque no estás depilada. El cómo y el cuando ya no te preocupa. ¿Que tu chico te sorprende con unas mini vacaciones a la playa? Sin problema. ¿Que te tienes que probar un vestido delante de tus amigas? ¡Ningún drama! Hagas lo que hagas sabes que no vas a tener que esconder ningún tipo de pelo rebelde.
Sí, piensa en las famosas y su siempre perfecta depilación...
2. Sentir vergüenza al ponerse las gafas
Una vez superado el posible momento de vergüenza de tener que quedarte algo ligera de ropa delante del especialista (todo depende de la zona que te vayas a depilar), llega el momento de ponerse las gafas. Esas gafas similares a las gafas de los nadadores pero que sirven para que el láser no dañe tus ojos. No te preocupes, todas nos sentimos ridículas y, el hecho de no ver absolutamente nada con ellas, hace que nos sintamos un pelín absurdas al hablar intentar mantener una conversación sin saber hacia donde "mirar".
3. Cuando te dejas algún pelillo
La noche antes de acudir a tu cita con la depilación láser, debes rasurar la zona en la que te vas a realizar el tratamiento. Hasta aquí la teoría está muy bien, sin embargo el problema llega cuando al llegar a la cabina el profesional del centro te vuelve a rasurar porque te has dejado algo de vello. Todas sentimos vergüenza, no te preocupes, hay vellos rebeldes que pueden resultar inalcanzables para tu cuchilla.
4. La semana de antes y la semana de después, te conviertes en la momia
... O más bien en un vampiro. Como sabrás, ni la semana de antes ni la semana de después de someterte a un tratamiento de depilación láser te puede dar un solo rayo de sol. El láser actúa sobre la melanina y por ello la piel no debe haber estado expuesta al sol al menos una semana antes de acudir aplicar el láser. Por otro lado, después de haber recibido el tratamiento, la piel está más sensible y se puede quemar con más facilidad.
¿Consecuencia? Durante esas 2 semanas te escapas de cualquier rayo de sol, vives en manga larga y todos tus planes tienen que ser en lugares cerrados. Te conviertes en una protagonista de Crepúsculo.
5. El aloe vera y la rosa mosqueta se convierten en tus mejores aliados
El aloe vera calma y la rosa mosqueta cicatriza. Esto tiene como resultado una larga pero segura relación con ambas cremas. Si te has hecho el láser, conocerás la importancia de ser constante y aplicar de forma regular el aloe vera en las zonas que han sido expuestas al láser, de este modo te aseguras de que no aparezcan manchas en la piel ni de que ésta no se irrite.
6. La primera reacción al sentir el contacto del láser en tu piel
Las constantes innovaciones en el mundo del láser han servido para que este proceso apenas duela, sin embargo todo depende de la zona a tratar y de la sensibilidad de cada persona. Seguro que recuerdas el primer momento en el que sentiste ese cosquilleo en tu piel. El láser de diodo consigue minimizar esta impresión gracias a su sistema de enfriamiento que protege la piel.
7. La gente no para de alabar la suavidad de tu piel
Por supuesto, librarse del pelo está seguido de una larga lista de beneficios. Adiós pelos enquistados, adiós granitos, adiós a la sensación de pinchar. Ahora, cada vez que tu pareja o una amiga te tocan la piel, se quedan asombrados y no paran de repetir lo maravillosamente suave que está tu piel. Por lo general, la mejor opción es mentir un poco y decir que siempre has tenido una piel de tacto sedoso y que apenas usas crema hidratante.
8. Los profesionales de tu centro de estética se convierten en tus mejores amigos
Si te paras a echar cuentas, las sesiones suelen estar espaciadas por unos 3 meses, los packs que compras suelen ser de varias sesiones y, una vez has acabado con una zona, comienzas a hacerte el láser en otra así que... A la larga, pasas más tiempo con las personas del centro de estética que con algunas de tus amigas.
El hecho de que a menudo te vean con poca ropa y conozcan a tu piel y sus necesidades, es otro factor que estrecha vuestra relación. ¡Quien se hace la depilación láser, tiene más amigos!
9. Una vez empiezas, no puedes parar
Igual que cuando te haces una tatuaje, quieres otro y otro y no puedes parar, cuando comienzas a hacerte la depilación láser en una zona, los resultados son tan maravillosos que no tardas en volver al centro de estética buscando hacerte la depilación láser en otra parte del cuerpo. Las piernas, las axilas, la zona del bikini, los brazos... Una vez empiezas, lo complicado es parar.
10. Hace tiempo que no gastas en cuchillas, cera o crema depilatoria
Este punto, más que una situación es un hecho constatado. Olvidarte de manera vitalicia de otras formas de depilación como son las cuchillas, las crema depilatoria o la cera, repercute directamente en tu cuenta corriente. Si solías acudir de forma regular a un centro de estética a hacerte algún tipo de depilación tradicional como la cera o la depilación con hilo, una vez te hagas la depilación láser, este tipo de gastos desaparecerán de tu vida. Y es que lo bueno de la depilación láser es que se trata de toda una inversión de la cual te beneficias para siempre. Además, existen centros en los que la relación calidad precio hace que todo el mundo se lo pueda permitir.
LETTER