Seidman entiende que, derivado de la revolución tecnológica, se genera un nuevo mundo para adaptarse al cual, es necesaria la interpretación y aplicación de una nueva cultura. Este nuevo orden del que habla Seidman se caracteriza por ser transparente e hiperconectado, donde viejos valores como la privacidad o la originalidad se han transformado profundamente.
Seidman entiende que, derivado de la revolución tecnológica, se genera un nuevo mundo para adaptarse al cual, es necesaria la interpretación y aplicación de una nueva cultura. Este nuevo orden del que habla Seidman se caracteriza por ser transparente e hiperconectado, donde viejos valores como la privacidad o la originalidad se han transformado profundamente.
Nos habló Seidman, a propósito de su libro, de cómo la tecnología gana una batalla al ser humano que tenemos que dar por perdida. “Dejemos que las máquinas hagan lo que hacen mucho mejor que nosotros”. ¿Y qué nos queda a nosotros como profesionales integrados en empresas o corporaciones?, se preguntará el lector. Las empresas y sus profesionales deberán hacer aquello en lo que las máquinas no puedan competir con ellos. Eso es el ‘how’, el ‘cómo’ que Seidman presenta estrechamente ligados a la ética y los valores. Esos valores que humanizan las organizaciones y que nos conectan con el resto de los seres humanos: integridad, honradez, verdad, humildad y esperanza.
Explica el autor que hay tres formas de ‘hacer hacer’: la amenaza o coacción, la que se logra a través de la motivación y la generada por la vía de la inspiración. Admite que hay un lugar para las dos primeras pero en la inspiración se hallan los valores diferenciales de profesionales y empresas. Las mejores cualidades humanas como la creatividad, la disposición a ayudar y la confianza en el prójimo, no pueden exigirse, sólo pueden inspirarse.
Seidman añade: “las reglas responden al comportamiento, no lo dictan. Las reglas no gobiernan el progreso humano, gobiernan el pasado humano”. Y también: “dado que las reglas a menudo van de la mano de los cambiantes intereses políticos, no proporcionan un punto de referencia estable que permita navegar por una ruta certera”. Cómo nos recuerdan estas reflexiones las incapacidades que están mostrando tantas industrias en adaptarse a la transformación digital que se impone.
El cómo, sostiene el autor, tiene mucho que con la cultura del grupo. “La cultura de una organización representa la acción colectiva de todos los individuos que la componen”. Seidman distingue la cultura autogobernada, que él defiende, de las tradicionales culturas de obediencia ciega o de sumisión informada. La cultura autogobernada requiere condiciones de transparencia, de libre acceso a la información, para prosperar y tomar decisiones de modo sensato y razonable. La cultura autogobernada tiene valores y principios como motores del comportamiento y fuente de inspiración. En ella, a cada individuo le corresponde dirigir y ser líder.
Nos gusta la diferenciación que hace entre conectividad y socialización, que no siempre son la misma cosa y nos preocupa, por certera, su visión de una Europa con menos capacidad emprendedora que la que posibilitan culturas como las de Estados Unidos o Israel.
Dov Seidman acaba señalando algunas características del marco teórico del liderazgo, como son la visión de futuro, el saber comunicar y reclutar, asumir responsabilidades, planear e implementar, y crear continuidad.
Dov Seidman es fundador y director general de la consultora LRN. Dov Seidman ha sido considerado por la revista Fortune “el asesor más innovador en el ámbito de la virtud corporativa”. Su empresa ayuda a moldear culturas organizativas exitosas inspiradas en valores sostenibles. Este libro recoge esos principios que él resume en una simple palabra: How (cómo).
Fuente: Estandarte.com
LETTER
Y además:
Una mujer de cada cinco hombres posee un puesto directivo
Educación y visibilidad: las claves de la incorporación de las mujeres en puestos directivos