Los que no pasan de moda
El slim oscuro: chic
Es el que nunca desaparecerá de nuestro armario. Simplísimo, de buen color, pega con todo. Una simple camiseta blanca de algodón, una blusa étnica, un pequeño jersey de cachemira... Lo llevamos en verano con sandalias y en invierno con unas bonitas botas color topo.
El vaquero recto: clásico.
Es el antepasado del slim. Fácil de llevar, pega con casi todo. Para no equivocarnos, lo escogemos de color negro, como Audrey Hepburn, y lo remangamos para mostrar un poco los tobillos. Se lleva forzosamente con bailarinas, una camisa blanca y una bonita americana entallada.
El slim negro rock.
Es el básico de los aficionados del look rock chic. Forzosamente negro, se lleva muy ajustado y con una camiseta rock n’roll ancha, una cazadora de cuero, un gran fular y un sombrero para marcar el detalle chico frustrado. Somos fans...
Elegir el vaquero slim según la morfología
Si eres longilínea
El slim es tu pantalón fetiche siempre que lo feminices y resaltes tus curvas. Basta con escoger un slim de talle alto, por qué no en un color vivo (rojo o blanco). Marca tu cintura con un cinturón y ponte el top por dentro de los vaqueros.
Si eres redondita
El slim no está prohibido para ti, más bien al contrario. Sublima tus formas sensuales y te embellece. Sólo tienes que saber con qué llevarlo: una blusa que camufle las caderas, unas botas que afinarán tus pantorrillas y un chaleco largo para marcar la cintura.
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Si tienes las piernas cortas
Si eres bajita y menuda, hay que crear un efecto vertical jugando con un vaquero slim negro no demasiado apretado en los tobillos. Lúcelo con unos buenos tacones o sandalias de cuña y con una chaqueta hasta medio muslo tipo cárdigan o trench.