¿Recuerdas cuando eras tan solo una adolescente y comenzabas a descubrir tu sexualidad? Probablemente, las primeras veces no fuera más allá de unos besos, unos interminables abrazos o unos roces por encima de la ropa. ¿Y si te dijéramos que esa puede ser una de las claves principales de tu bienestar sexual? Y es que lejos de la infinidad de posibilidades del kamasutra o de las nuevas y dispares técnicas sexuales, el back to basics que supone el petting puede ser, para muchos, el verdadero redescubrimiento del placer. ¡Olvídate de estas posturas de momento!
El petting tradicionalmente se asocia a "hacer el amor con ropa", es decir, darse besos y caricias de manera que suba la temperatura sin que nunca se produzca el coito. Hoy el día, sin embargo, se considera petting a todas aquellas prácticas que no conlleven penetración, por lo que la masturbación, el frotamiento o incluso el sexo oral podrían entrar dentro de esta categoría.
Vale, ¿entonces básicamente es tener relaciones sin llegar a practicar la penetración? Sí, pero tal vez aquí lo que haga de esta práctica algo especial es el deseo de que sí haya coito, cohibiéndoos de ello como dos adolescentes. A partir de aquí entran en juego numerosos factores que pueden suponer un revulsivo para relaciones sexuales monótonas o para aquellos que, simplemente, quieren probar algo diferente. Aquí tienes cuatro geniales motivos por los que practicar petting.
1. Sexo seguro
Partimos de algo bastante evidente: es una forma de practicar sexo seguro. El petting puede ser una gran idea cuando no tengas mucha confianza con tu pareja sexual o cuando no tengáis preservativo o algún otro anticonceptivo que utilizar. Obviamente impedirá algún embarazo no deseado pero también puede prevenir algunas enfermedades que se contagian a través del coito.
2. Imaginación al poder
El hecho de no tener que ir al grano de mantener relaciones sexuales convencionales, os ayudará a estimular vuestra imaginación en la búsqueda del placer. Búscalo con caricias, masajes, susurros, abrazos... Y también mediante la masturbación o el sexo oral. Puedes hacer alguno de estos juegos eróticos o probar a excitaros con diferentes posturas y técnicas. Aquí tienes unas cuantas (algunas no valen, ¡recuerda que nada de penetración!)
3. El morbo de lo prohibido
Saber que no podéis practicar la penetración bajo ningún concepto hará, de hecho, que os apetezca hacerlo más que nunca. No falla: deseamos lo que no podemos tener. Así que si os ponéis como condición que no haya coito, la próxima vez que practiquéis sexo disfrutaréis de ello más todavía. Por lo tanto, jugad a dejaros la ropa interior puesta, por ejemplo, durante un largo rato, y simplemente disfrutad frotando vuestros cuerpos. Seguro que al día siguiente repetís con más intensidad.
4. Vuelta a los besos
Cuando va pasando el tiempo, normalmente descuidamos en nuestras relación cosas tan sencillas como darnos un beso apasionado como antes. Como esos interminables besos que os dabais las primeras veces que os veíais y estabais juntos. Así que te recomendamos que vuelvas a ello gracias a esta técnica y disfrutes de una larga sesión de besos en la boca, en el cuello, por todo el cuerpo... Es una manera de sentir renacer la pasión y recordar lo mucho que os deseabais cuando os conocisteis.
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