Ante muchos ámbitos de nuestra vida tenemos expectativas sobre cómo desearíamos que salieran las cosas, lo correcto, lo que sería mejor para nosotros o lo que esperamos de los demás o de una situación, pero no siempre sabemos manejar que la expectativa no es controlable ni realista y puede que no se adecue a lo que ocurra, no siendo responsabilidad nuestra que todo hubiera ido tal y como pintaba esa expectativa marcada. Puede que tú esperes relaciones idílicas como las del cine, pero debes recordar que los besos de película son eso, de película...
Al igual que en muchas áreas, personal, laboral, sentimental, el sexo es una más de las esferas en las que tenemos la mala costumbre de esperar que las cosas salgan de una determinada manera, bien por la idea a veces acertada o a veces equivocada que nos hacemos de la otra persona, o bien porque simplemente estamos dejando volar lo que nos gustaría que ocurriese sin tener en cuenta ni las condiciones, a la otra persona o el propio momento en el que cada uno de nosotros estamos.
Aspectos como la falta de complicidad o confianza, el haber tenido un mal día, una época de cansancio o estrés, no dedicarle el tiempo oportuno o no estar centrado en el momento pueden hacer que las expectativas de ese encuentro sexual se vean frustradas y eso conllevará sensaciones muy dispares desde el alejamiento, la desesperanza, el enfado, el volcar esa rabia con la otra persona o simplemente una caída del estado de ánimo por no haber ocurrido lo que se esperaba.
Como si de cualquier otro ámbito se tratara, hay varias pautas claras que deberíamos tener en cuenta para intentar evitar que una expectativa frustrada en una relación sexual afecte a un enfado con esa persona o a un problema que se convierta en una distancia mayor de salvar. Algunas de ellas son las siguientes...
1. Adaptarse al otro
Intentar adecuarse a lo que vamos conociendo de la otra persona y pensar en su forma de actuar, pensar o hablar, no quedarnos con lo que nosotros queremos que ocurra sino observar lo que la otra persona nos está mostrando sobre su comportamiento y actitud, probablemente en el sexo aplicará su personalidad al igual que en el resto de áreas de su vida, no esperes que sea otra persona. Eso sí, siempre se puede partir de lo que conocéis y mejorar juntos, aprendiendo a disfrutar el uno del otro e innovando cada día.
2. No compares
Evitar basar una expectativa en la inevitable comparación con otras personas, evidentemente vamos evolucionando en todo gracias a las experiencias que vamos viviendo pero eso no significa que nos tengamos que anclar a lo que hemos vivido con anterioridad, debemos dejar paso a nuevas experiencias y a mostrarnos receptivos con lo que venga.
3. Habla con tu pareja
Ser comunicativo, en esta área con mucho más motivo que en cualquier otra, la otra persona no tiene por qué saber nuestros gustos y viceversa, podemos indicarle cómo hacer ciertas cosas o dejarle descubrirlo, pero nunca enfadarnos porque no esté siendo adivino respecto a lo que esperábamos, hablarlo siempre es más fácil.
4. No tengas miedo de preguntar
No basarnos en leer la mente de los demás creyendo que sabemos lo que quieren o lo que están pensando, hay que preguntar, hablar, pedir, conversar, sino esa expectativa que tenemos que se irá alimentando sola y la frustración sí las cosas no salen como pensábamos será mayor.
5. No tires la toalla antes de tiempo
No anticipar ni tirar la toalla ante el primer detalle que veamos que no se adecua a lo que pensábamos que ocurriría, cuando se suceden las primeras relaciones con alguien hay que dejar, con ayuda de las comunicación y de la tolerancia, que la otra persona encuentre su comodidad y que nosotros mismos busquemos nuestra forma de actuar más adecuada, si medimos continuamente lo que hacemos o lo que hace el otro algo tan pulsional como una relación sexual se convertirá en un juego de pasos en los que no se disfruta de nada y en lo que todo nos frustrará.
6. Sé realista
En definitiva, como en cualquier área en la que tengamos una expectativa, hay que ser realista, adecuarnos al momento y a la persona con la que interactuamos, no basarnos en nuestra idea cerrada de las cosas y dejarnos sorprender a veces por los demás, puede que sea más satisfactorio que quedarnos con nuestra forma esquemática de hacerlo todo.
Artículo elaborado en colaboración con la psicóloga, sexóloga, grafóloga, perito calígrafo y judicial Ana Perales. (www.apmpsicopericial.com)
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