Imagina el primer encuentro sexual de una pareja: Una romántica cena y grata conversación en la que los dos protagonistas parecen conectar. Fluye el entendimiento y, como por arte de magia, poco a poco se desata la pasión. Pero entonces, durante vuestro primer encuentro sexual… ¡Oh horror!
El maravilloso mundo del diseño de ropa interior masculina es tan amplio como creativo, pero a su vez peligroso. Una forma que busque el realce a través del diseño y material adecuados puede ser un complemento absolutamente erotizante que desborde la imaginación de quién observa y proporcione seguridad al que lo luce, pero también un arma atómica –en el peor de los sentidos- contra el buen gusto y la líbido, que eche por tierra cualquier atisbo de deseo sexual, cuando se abusa de transparencias, comicidad y efectos especiales.
Como en casi todo, lo mejor suele ser insinuar en vez de mostrar. Hacer que la imaginación se encargue de completar el puzzle en vez de disfrazarlo o hacerlo demasiado evidente.
Colores fuertes o fosforitos, purpurinas, pompones, puntillas y transparencias deberían estar prohibidos en cualquier tipo de ropa interior masculina. No hablemos ya de “triquinis” o composiciones imposibles, con complementos para brazos o cuello. La respuesta siempre es NO.
Esta selección de imágenes recoge alguno de los diseños que, nunca, bajo ningún concepto, nadie debería llevar. Mucho menos si hablamos de una primera cita. Podemos asegurarte que, casi, cualquier persona sensata huirá tras descubrir que la prenda con la que cubres tus bajos tiene cara de elefante y trompa desplegable.
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