Durante los últimos años la sociedad ha estado sujeta a cambios, tanto en el estilo de vida como a nivel tecnológico, que han terminado por influenciar otras muchas áreas. Uno de los aspectos que mayor impacto ha sufrido es el de las relaciones interpersonales, especialmente las sentimentales. Lo cierto es que nuevos tiempos implican cambios y la base para afrontarlos radica en tener la capacidad de entender y prever dichos cambios y adaptarse a ellos.
Un estudio llevado en el año 2003 por Paul Amato y Denise Previti refleja la infidelidad como la principal causa de divorcio seguida por la incompatibilidad de caracteres. Si bien estas dos circunstancias son atemporales y universales es necesario analizar de manera más profunda cómo los cambios sociales están afectando al número de divorcios.
Una nueva realidad social
Afortunadamente, el rol de la mujer durante los últimos años ha cambiado y eso ha permitido que muchas mujeres, que ahora poseen independencia económica, puedan salir de relaciones insatisfactorias cuando años atrás habrían optado por permanecer en la relación ante la dificultad de empezar una nueva vida con garantías. A su vez, las relaciones sociales y el estilo de vida han cambiado y la vida social y el placer ocupan un lugar primordial para la mayoría de personas. Esto implica que ante el abanico de posibilidades que se perciben y la facilidad para encontrar una nueva pareja muchas personas opten por romper una relación antes de implicarse y trabajar porque la relación pueda seguir adelante.
Nuevas herramientas
Los nuevos avances en tecnología han facilitado en gran medida las interacciones sociales. Hoy en día resulta mucho más difícil permanecer ajeno o ajena al aluvión de estímulos y conexiones que se pueden crear a través de mensajes o redes sociales. Cuando antes una pareja se sentaba a hablar o ver la televisión juntos, ahora cada uno puede estar interactuando con otras personas a través de Facebook o alguna otra red social.
Esto abre nuevas opciones que muchas personas ven como la posibilidad de encontrar una nueva pareja ante la mínima señal de problemas en la relación. Un mero me gusta o un comentario inofensivo implica una conexión personal que puede convertirse en el desencadenante de una ruptura ante el menor síntoma de incomodidad en la relación.
El auge del hedonismo
Años atrás el concepto de trabajo y esfuerzo formaba parte de la vida diaria. La gente entendía que para conseguir algo importante en ocasiones era necesario renunciar al placer inmediato por el logro a largo plazo y eso se trasladaba al ámbito de la pareja.
Hoy en día la necesidad constante de estímulos positivos y el auge de la cultura del placer inmediato están modificando este concepto por el del bienestar individual e inmediato. Ese concepto del esfuerzo se está sustituyendo por el narcisismo y el hedonismo: la necesidad de sentirse bien por encima de todo. Las relaciones sentimentales implican esfuerzo y voluntad de adaptarse a las circunstancias. El modelo de muchas personas es el del bienestar individual con el menor esfuerzo posible. Muchas parejas con hijos se separan sin que una de las partes haya intentado poner remedio a la situación. Limitándose a culpar de todos los problemas a la pareja y así presentarse como una víctima sin posibilidad de haber hecho nada al respecto.
Nunca es recomendable estar en una relación insatisfactoria por el hecho de tener hijos en común, pero la solución tampoco parece ser romper esa unión antes siquiera de intentar llevar a cabo un cambio a nivel personal a fin de intentar reconducir la situación y que la relación pueda volver a ser satisfactoria.
En definitiva, siempre habrá gente con razones para divorciarse mientras otros las buscan o las crean. Lo cierto es que las relaciones, en términos generales, son menos estables y duraderas y en muchas ocasiones la única opción posible es aceptar la nueva realidad, ser capaz de adaptarse a ella y gestionarla de la mejor manera posible. Sin olvidar, en caso de que haya hijos, la importancia de colaborar como padres a fin de lograr que el proceso cause el menor impacto posible en ellos.
Artículo elaborado por Carlos Miguel Fernández, coach especialista en la gestión del divorcio. Fundador de Proactive Life y autor de El origen de la felicidad.
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