1- Por convicción religiosa
La primera y más evidente de las razones es la fe. Si eres creyente, el matrimonio religioso es la etapa indispensable para vuestra unión. Para la mayoría de las personas creyentes, si no hay boda religiosa no ha habido matrimonio en absoluto. Este último prevalece sobre el matrimonio civil que no es más que una formalidad obligatoria. Sin olvidar que, según las confesiones, representa un sacramento.
A saber: El matrimonio religioso ya no tiene valor legal en Francia desde 1791. El paso por el matrimonio civil es obligatorio.
2- Por tradición
Todas tus hermanas, tus abuelas y bisabuelas se han casado religiosamente: no se te pasa por la cabeza la idea de romper una larga tradición familiar. Desde tu infancia, sólo has asistido a bodas célebres según el rito de tu confesión. El matrimonio religioso es para ti ineludible y tiene que formar parte integrante de este día fuera de lo común.
A saber: no tienes que sufrir ninguna presión. Ni por parte de tu novio ni por tu familia. Es cosa tuya decidir obrando en conciencia.
2- Por amor
Para las personas creyentes el matrimonio religioso es una etapa sagrada. Tu prometido es creyente y es muy importante para él casarse religiosamente. Las convicciones religiosas son muy íntimas y estimadas por cada uno. A menos que esto no sea contrario a todos tus principios de laicidad y si esto se hace con el mayor de los respetos, ¿por qué no ofrecer a la persona con la cual vas a pasar el resto de tu vida, este regalo tan importante para él?
A saber: según los cultos, se tienen que dar algunas condiciones para permitir a los dos futuros esposos casarse religiosamente.
Ver la ficha práctica: las formalidades religiosas
4- Por el espíritu solemne
Incluso si no eres una ferviente adepta religiosa, nada te impide apreciar el ambiente y la fastuosidad que ofrece un lugar de culto. Igualmente te aprovecharás del aspecto sagrado y conmovedor de los rituales a los que están vinculados.
El vestido blanco, el largo pasillo llevando al ser querido, los textos leídos e intercambiados en una lengua litúrgica, el decorado respetuoso y los cantos sagrados... Tantos ritos y elementos ancestrales que envuelven tu unión con un velo místico ante el cual no podrás quedar indiferente.
Además, la celebración religiosa permite alargar este momento único. No tendrás que contentarte con una ceremonia civil, generalmente despachada en 30 minutos. De manera general, la capacidad de un lugar de culto es ampliamente superior a la de un Ayuntamiento. Así podrás reunir a más seres queridos para celebrar en este momento.
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A saber: ¡Si no bromeamos con el amor, tampoco bromeamos con la religión! Los oficiantes desearán por supuesto encontrarse con vosotros para conocer vuestras verdaderas motivaciones. Generalmente son bastante contrarios al argumento siguiente: “¡queremos casarnos religiosamente porque el lugar es tan bonito!”