Beatriz Navarro, directora creativa de bodabook.com (portal especializado en la gestión y organización de bodas por internet) nos cuenta cómo solucionar este problema. Según la experta, existen alternativas que permiten disfrutar al máximo de un día tan especial y lograr que los invitados estén a gusto y no tengan por qué renunciar al tabaco.
Si la boda se va a celebrar en un hotel o en una finca existen porches o terrazas que, en invierno con unas setas de calor, pueden crear un ambiente acogedor para fumarse un puro o un cigarrillo. Muchos lugares de celebración ya han empezado a instaurar esta moda y han creado espacios dedicados a los fumadores.
Las carpas son otros de los motivos de duda para numerosos novios, ya que al ser cubiertas no permiten fumar. Pero lo que la gran mayoría no sabe, es que si tiene dos lados descubiertos está permitida esta práctica, por lo que con unas buena calefacción el tema está más que solucionado.
Y en cuanto a los puros, la verdad es que es un regalo que está cayendo en desuso y los novios prefieren sorprender a sus invitados con obsequios distintos como abanicos, alpargatas, velas aromáticas o, porque no, unos cigarrillos de vapor de agua, que además de respetar la ley, pueden ser un buen recuerdo al poder grabar la fecha de la boda.
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Donde existe una gran controversia es en el tema de las celebraciones en propiedades privadas, puesto que como tal, el dueño podrá dejar que los invitados fumen. A veces, antes de desesperarse, hay que hacer uso de la imaginación y convertir un contratiempo en algo favorable y sacarle el máximo partido posible.