Aunque se le pudo ver en series como Motivos personales, la fiebre por Miguel Ángel Silvestre no llegó hasta que protagonizó junto a Amaia Salamanca la serie Sin tetas no hay partaíso. La serie le dejó el mote de El Duque para para siempre y se convirtió en uno de los hombres más buscados por la prensa. Ahora, mucho más asentado, el actor cumple 33 años como uno de los rostros con más fenómeno fan a sus espaldas.
El éxito de Sin tetas no hay paraíso le llevó incluso a huir de España, ya que le hacía imposible caminar tranquilamente por las calles de Madrid sin ser perseguido por sus fans. A su regreso se asentó y, después de triunfar en el mundo del cine, regresó a la televisión con el éxito de Antena 3, Velvet.
Entre medias, el éxito le llevó a la gran pantalla con películas como Alacrán enamorado o The Pelayos. Y por el camino se convirtió en un chico Almodóvar con la cinta Los amantes pasajeros. Desde aquel rodaje, Silvestre y el director de cine se fundieron en una gran amistad que a día de hoy todavía se mantiene.
El actor se encuentra en uno de sus momentos de más éxito profesional. Como protagonista, espera el inicio del rodaje de la tercera temporada de Velvet. Pero además se ha lanzado a la pequeña pantalla americana con los hermanos Wachowski, con los que lanzará en junio la serie Sense8 en Netflix.
Su actual vida romántica le ha alejado de las portadas del corazón. Desde que se conociese su ruptura con Blanca Suárez, Silvestre se ha mantenido en un segundo plano, mucho más centrado en su carrera profesional.
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