El joven actor está viviendo una estupenda racha profesional y encarnará al mítico Diego de la Vega en su próxima serie que está a punto de estrenar.
Un momento personal muy difícil frente a una etapa profesional exitosa
Miguel Bernardeu se encuentra en plena promoción del proyecto y está dando numerosas entrevistas al respecto para contar todo lo que le está ocurriendo. Una de las entrevistas más reveladoras ha sido con la revista Esquire. En ella, se ha sincerado sobre lo mal que lo pasó tras su ruptura con Aitana y lo mucho que el personaje y el rodaje de la serie le han ayudado a superarlo. No hay que olvidar que el rodaje coincidió con un momento muy duro de su vida personal en el que además la presión pública y mediática eran enormes.
En cierto momento de la entrevista se sincera sobre su profunda relación con los animales. Recuerda haber hecho un viaje a Mauricio para ver ballenas y cachalotes porque era su sueño y quería pasar un rato cerca de ellas. Una vez llegado el momento de la inmersión vio el pánico que le causaba su presencia a los animales y eso le entristeció profundamente hasta el punto de hacerle llorar. Reconoce que el viaje lo hizo en un momento muy delicado emocionalmente y se dio cuenta que las inmersiones que estaba haciendo en la playa no le estaban dando el subidón de adrenalina que esperaba, si no que le recordó que necesitaba un tiempo para reencontrarse consigo mismo.
Pura catarsis durante el proyecto
Para encarnar a Diego de la Vega tuvo que aprender a montar a caballo y a luchar contra el miedo que tenía a estos animales. A partir de ahí han sido siete meses de rodaje montando a Tornado en el que han llegado a tener una conexión especial. Gracias a la relación con su caballo, al rodaje y a todo el proceso de encarnar a El Zorro en sí, Miguel reconoce que le ha servido para reencontrarse como actor, como persona y a redirigir su vida.
En la entrevista comentaba que ahora al terminar el rodaje: "Estoy en ese momento de encontrar un poco el equilibrio, de poder ser yo y disfrutarlo", además añade: "Hubo algo de cansarme mucho del tipo de exposición que estaba recibiendo. Porque yo nunca he sido una persona de exponer mi vida, y sin embargo sí que se ha expuesto, sin mi permiso ni mi consentimiento. No lo elegí. Creo que eso es lo que me he hizo bajar a los infiernos, por así decirlo. Y sí, es verdad, desde ahí me he reenamorado de una forma muy bonita de mi profesión porque es lo que me ha ayudado a recuperar la ilusión”.
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