La familia real belga ya ha empezado sus vacaciones. El ya rey Felipe y su familia se han trasladado hasta el lugar predilecto del monarca, una isla paradisíaca situada en el Atlántico, a 18 kilómetros de la costa francesa, con una única modificación: este año, Felipe de Bélgica y su primogénita y heredera, Elisabeth, no han podido viajar en el mismo avión por cuestiones de seguridad.
Allí, efectuaron el tradicional posado para la prensa, mostrando la sobriedad que caracterizada a la familia real belga, de la que ha empezado a destacar la reina Matilde. La mujer del rey se ha convertido en todo un referente para el pueblo belga por su constante esfuerzo por hacer que la familia real fuera mucho más accesible. Además, sus looks siempre son muy acertados y se ha convertido en una de las reinas europeas más elegantes.
La llegada al trono de Felipe de Bélgica ha llegado en uno de los momentos más difíciles del país. Las elecciones están convocadas para el año que viene y Bélgica vive un momento de tensión por las diferencias que existen entre las diferentes zonas del país. Sin embargo, en su discurso de entronización, el rey de Bélgica destacó y defendió la diversidad del país. De esta forma, el monarca llega como un soplo de aire fresco para su nuevo reino, Bélgica.
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