A muchos les ha pillado a medio vestir que Sara Carbonero e Iker Casillas se hayan casado. Se disputaba como la boda del año (cuando se diese), pero los protagonistas han preferido guardarse el momento para ellos mismos y se casaron en secreto, en Boadilla del Monte, con su hijo y dos testigos como únicos invitados a la celebración.
Hay que penarlo y verlo por el lado bueno: se ahorraron una gran celebración. No hace mucho vimos a otra pareja del panorama nacional darse el 'sí, quiero' por sorpresa, en el salón de su casa y en zapatillas. Una imagen muy criticada la de Cristina Pedroche y David Muñoz, que confirmaron a Hola que se habían casado.
Pero fuera de nuestras fronteras esto es algo más que normal. Cada dos por tres hay una boda y los famosos no quieren hacer mucho ruido. Por eso, antes de levantar sospechas, se enfundan sus galas y se dicen lo mucho que se quieren sólo rodeados de un pequeño núcleo familiar.
Es el caso de Angelina Jolie y Brad Pitt, que se casaron en agosto del pasado año después de llevar años como pareja. Ahora se habla de crisis, como también le ha pasado a Jennifer Aniston y Justin Theroux (otros que se arrejuntaron sin decirle nada a nadie). Parece que eso de hacerlo en secreto no da mucha buena suerte.
Otros que sonríen y que hacen que al resto se les caiga la baba son Ryan Reynolds y Blake Lively. La pareja de guapos podrían haber sido el centro de atención durante todo un día, pero prefirieron guardar toda la parafernalia que lleva consigo una boda y casarse en 2012 sin hacer ruido.
La lista se hace interminable. Beyoncé y Jay Z se casaron en 2008 delante de 40 invitados. Orlando Bloom y su ex, Miranda Keer, se casaron en Los Ángeles en 2010 sin avisar a casi nadie. Jennifer Garner y Ben Affleck se dieron el 'sí, quiero' en una playa y Daniel Craig y Rachel Waisz lo hicieron en Nueva York en 2011.
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