Moda
La elegancia tenía un nombre: Lauren Bacall
Las verdaderas estrellas de Hollywood nunca mueren, y hoy Lauren Bacall se ha sumado a ese firmamento de mitos eternamente venerados.
Tenía tan solo 17 años cuando protagonizó una de las portadas de la edición americana de Harper's Bazaar -la inimitable editora de moda Diana Vreeland fue quien descubrió su potencial-. Desde aquel momento el mundo se quedó prendado de ella, bautizándola como 'The Look'.
Su mirada de mujer fatal, su regia silueta -muy diferente al canon de la época, que se rendía ante las curvas Marilyn- y, sobre todo, su actitud y su fuerte personalidad, hicieron que Howard Hawkes se fijara en ella para darle la réplica al mismísimo Bogart en 'Tener y no tener'. Y debió hacerlo muy bien, pues el eterno tipo duro cayó rendido a sus pies, llegando incluso a escribirle cartas de amor.
El mito había nacido, y tenía que vestirse como una diva. De eso se encargaron Yves Saint Laurent, Pucci, Leah Rhodes o Helen Rose, configurando un estilo que se movía con soltura entre ceñidos vestidos de seda de vocación vamp y pantalones palazzo combinados con chaquetas y jerséis de cuello cisne. Porque Bacall podía ser la perfecta femme fatal, la lady más dulce o la mujer que se viste de hombre y consigue ser más la más femenina del mundo. De hecho, el día de su boda eligió un traje de chaqueta, marcando cintura y destacando los hombros, como a ella le gustaba, olvidándose de los vestidos de novia clásicos.
Incluso en sus últimos años, la actriz consiguió rivalizar en elegancia con actrices mucho más jóvenes, pues su porte y su estilo nunca encontrarán sustituta.
Hoy el cine ha perdido una estrella, de esas que ya no quedan, de las que nos hacen suspirar por el Old Hollywood y a las que recordamos en blanco y negro tras una cortina de humo. A estas horas, seguro que está fumando un cigarrillo a medias con Bogart. Eternos.
@ Pinterest
Tenía tan solo 17 años cuando protagonizó una de las portadas de la edición americana de Harper's Bazaar -la inimitable editora de moda Diana Vreeland fue quien descubrió su potencial-. Desde aquel momento el mundo se quedó prendado de ella, bautizándola como 'The Look'.
Su mirada de mujer fatal, su regia silueta -muy diferente al canon de la época, que se rendía ante las curvas Marilyn- y, sobre todo, su actitud y su fuerte personalidad, hicieron que Howard Hawkes se fijara en ella para darle la réplica al mismísimo Bogart en 'Tener y no tener'. Y debió hacerlo muy bien, pues el eterno tipo duro cayó rendido a sus pies, llegando incluso a escribirle cartas de amor.
El mito había nacido, y tenía que vestirse como una diva. De eso se encargaron Yves Saint Laurent, Pucci, Leah Rhodes o Helen Rose, configurando un estilo que se movía con soltura entre ceñidos vestidos de seda de vocación vamp y pantalones palazzo combinados con chaquetas y jerséis de cuello cisne. Porque Bacall podía ser la perfecta femme fatal, la lady más dulce o la mujer que se viste de hombre y consigue ser más la más femenina del mundo. De hecho, el día de su boda eligió un traje de chaqueta, marcando cintura y destacando los hombros, como a ella le gustaba, olvidándose de los vestidos de novia clásicos.
Incluso en sus últimos años, la actriz consiguió rivalizar en elegancia con actrices mucho más jóvenes, pues su porte y su estilo nunca encontrarán sustituta.
Hoy el cine ha perdido una estrella, de esas que ya no quedan, de las que nos hacen suspirar por el Old Hollywood y a las que recordamos en blanco y negro tras una cortina de humo. A estas horas, seguro que está fumando un cigarrillo a medias con Bogart. Eternos.