1. Tardas más en decidirte por un color o nail art que lo que tardaste en elegir carrera
¿Qué tendrán los esmaltes de uñas que nos parece que nunca tenemos suficientes tonalidades de rojo, rosa o corales? Así, lo normal es que acabemos con una colección de pintauñas digna de exposición y entre la que nos cuesta horrores decidirnos por uno solo. ¡Por no hablar de cuando queremos hacernos un nail art!
2. Te pintas la mano izquierda sin problemas, pero cuando le toca el turno a la derecha, una niña de 5 años se saldría menos del dibujo
3. Tu chico protesta por el olor desde 10 km de distancia
Él, que sería incapaz de distinguir si estás cocinando su plato favorito o un neumático a la plancha, de repente se pone exquisito con los olores y es capaz casi de distinguir la marca y el color del esmalte que estás usando.
4. A mitad del proceso te das cuenta de por qué llevabas tanto tiempo retrasándolo
Lo sabes, llevabas unas uñas que te daba vergüenza enseñar, pero ahora recuerdas por qué habías estado evitándolo durante tantos días. Base,esmalte, top coat... ¡Y todo multiplicado por 10 dedos y el correspondiente tiempo de espera entre capa y capa!
5. Te desespera estar condenada a no poder moverte ni hacer nada hasta que se seque
¿Por qué será que nos pasamos la semana deseando no tener nada que hacer y cuando de verdad lo conseguimos nos desespera?
6. Y entonces Murphy y su ley inundan tu móvil de llamadas, y mensajes por contestar y sacas a relucir tus dotes como contorsionista de manos...
Por no hablar de cuando te toca abrir las puertas con los codos, intentar quitarte la chaqueta porque te entra calor, o el clásico de hacerse mucho pis e intentar bajarte los pantalones sin arruinar tu manicura. ¡Ni Tom Cruise en Misión Imposible!
7. Te vienes arriba pensando que ya están completamente secas y te cargas todo el trabajo
Tu desesperación por volver a sentirte útil te ha llevado a precipitarte y el esmalte se ha levantado, arrugado o estropeado en general. Llega el momento del retoque, y por mucho que lo intentes, arreglar solo la última capa no es una opción, porque la textura no es igual, y no has llegado hasta aquí para acabar con una manicura mal hecha, así que te toca desmaquillar la uña dañada y empezar de cero con ella.
8. Por fin han secado todas las uñas y te dedicas a contemplar orgullosa tu obra
¡Por fin! Todos tus esfuerzos han merecido la pena y tienes unas uñas tan bonitas que para sí las quisiera la mismísima Rihanna.
9. Y te vas a dormir sintiéndote bien por el trabajo bien hecho...
... Hasta que a la mañana siguiente te levantas con todas las marcas de las sábanas en lo que anoche era un perfecto esmaltado y te das cuenta de que todo tu esfuerzo no ha valido para nada y tienes que volver a empezar.
10. Ya que tienes que empezar de cero, eliges un nail art diferente al de ayer, que se te ha hecho un poco de bola
Y vuelves a empezar con el primer punto de nuevo. ¡Menos mal que siempre hay miles de opciones entre las que elegir para no volver a repetir!
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