En noviembre de 2011 lo consiguió con una ola de 23,7 metros, también en la misma playa. Se trata de un spot privilegiado el de esta zona, puesto que las corrientes y la orografía propician la creación de impresionantes paredes de agua que asustan por su grandeza.
Aún no se ha pronunciado al respecto el organismo oficial del récord Guiness, quien ya certificó su logro en la anterior ocasión. Son impresionantes las imágenes del vídeo, ya que son cientos de toneladas de agua las que McNamara tiene a sus espaldas, lo que ratifica lo peligroso de su reto.
"Me siento un privilegiado. Logramos todo lo que queríamos. Supuso un gran desafío personal", apuntó McNamara en declaraciones a la televisión lusa Sic Noticias. También comentó que el trabajo de preparación y de seguridad fue grande y se reconoció aliviado por haber evitado una zona de rocas. "Si hubiésemos chocado contra esas rocas, no habríamos regresado".
>Descubre la hazaña en el siguiente vídeo:
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