La joven de 30 años, licenciada en Filosofía por la Universidad de Alepo, nació y se crió en Raqqa, una ciudad que el terrorismo está destruyendo desde que se instaló en ella. El régimen islamista que se ha instaurado es tan extremo que se suceden ejecuciones públicas, incluidas crucifixiones, secuestros y amenazas de muerte a todas aquellas personas que vaya en contra de la ideología del ISIS.
Ruqia Hassan era una de ellas. Esta activista denunciaba en las redes sociales los abusos que sufre su ciudad y mostraba abiertamente su opinión, con comentarios mordaces y sarcásticos, sobre la situación que vive su país. "Adelante, cortad Internet. Nuestras palomas mensajeras no protestarán", escribió en Facebook el pasado julio, después de que el grupo terrorista prohibiese usar la red en la ciudad ocupada. Tras este mensaje, sus publicaciones diarias fueron interrumpidas hasta que escribió su último mensaje: "Estoy en Raqqa y he recibido amenazas de muerte. No importa que el ISIS me capture y me mate porque, aunque me vayan a cortar la cabeza, mantendré mi dignidad, y eso es mejor que vivir humillada". Después de esto, fue acusada de espionaje, secuestrada y asesinada, pero su muerte no se confirmó hasta hace unos días.
En 2011 Ruqia se unió al grupo de activistas Raqqa Está Siendo Masacrada en Silencio, bajo el seudónimo Nissan Ibrahim, para denunciar por Internet los crímenes políticos y terroristas, las masacres y las violaciones de derechos humanos que allí se suceden. A pesar de la desaparición de Ruqia, su cuenta de Facebook se mantuvo abierta para sonsacar información: "Siguió abierta para atrapar a amigos que quisieran comunicarse con ella", ha contado uno de los activistas del grupo al diario The Independent.
Sus compañeros también han declarado que en más de una ocasión insistieron en que fuese más cauta con sus palabras, y sobre todo, en que no las acompañase con fotos. Y es que en sus post escribía mensajes tanto sarcásticos como emotivos, siempre con un objetivo final: la repulsa hacia el ISIS. "¡Saludos a todas las chicas que están celebrando el Eid (fiesta del Ramadán) en pijama!", tecleaba el pasado año de manera irónica, ya que estrenar ropa durante esta celebración es otra de las muchas prohibiciones establecidas en la ciudad desde su ocupación.
"Hay un dron en el cielo ahora mismo y hemos oído una explosión. Que Dios proteja a los civiles y se lleve a los demás", comentó en una ocasión en relación a los bombardeos. "Todos los días prohíben, prohíben, prohíben...estoy esperando el día en que finalmente permitan algo". "Nadie nos ha dado muestras de compasión, salvo los cementerios". "Hoy el ISIS ha realizado detenciones aleatorias... Dios, te lo ruego, acaba con esta oscuridad y derrota a esta gente". Estos eran algunos de los mensajes que la joven escribía en sus cuentas, una información que se tornaba cada vez más valiosa, especialmente para los periodistas, vetados en la ciudad.
Una mujer que, aún sabiendo que su vida corría peligro, no dudó en defender sus ideales con todas las consecuencias. Un acto muy valiente en una ciudad en la que la vida se reduce a veces a dos opciones: enfrentarse al terrorismo y morir, o mostrar sumisión para poder sobrevivir.
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