Y no solo niñas, también niños, todos ellos menores de edad condenados por la justicia iraní como si de adultos se tratase. En el informe de Amnistía Internacional, titulado Crecer en el corredor de la muerte: la pena de muerte y los delincuentes juveniles en Irán, queda reflejado que el país no está cumpliendo con el compromiso que firmó en la Convención sobre los Derechos del Niño de abolir el uso de la pena de muerte contra los menores. La ONG ha denunciado la ejecución de 73 menores infractores en los últimos diez años y ha afirmado que 160 se encuentran actualmente esperando la ejecución. Y es que en Irán, la ley permite condenar a muerte a cualquier niña de nueve años, mientras que en el caso de los varones, la condena se aplica a partir de los 15.
El fotógrafo iraní Sadegh Souri, ganador de la última edición del concurso Lens Culture, retrata en sus fotografías las duras condiciones a las que se someten las menores condenadas que esperan a ser ejecutadas. Una narración visual en la que podemos ver casos de condena por asesinato o robo, pero también otros como el de Khatereh, de 13 años, condenada por defenderse de su violador, o el de Sowgandh, de 16 años, a quien acusaron de posesión de unas drogas que eran en realidad de su padre.
Todas estas condenas, tal y como ha denunciado la organización, supone una violación a los derechos de la infancia. No solo porque algunos de los delitos ni siquiera se han cometido, sino porque, además de resultar inhumano, está legalmente prohibido aplicar la pena de muerte a un menor de 18 años. En estos casos, los jueces basan su condena en la "madurez mental" del menor acusado, preguntándole cuestiones como si entienden que esté mal matar a un ser humano.
Irán tiene la obligación legal de tratar a todas las personas menores de edad como niños y garantizar que jamás se les imponga la pena de muerte ni la cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional. Sin embargo, se ha demostrado que no lo están cumpliendo. "El informe describe un panorama profundamente inquietante en el que hay menores infractores consumiéndose en el corredor de la muerte a los que se les ha usurpado valiosos años de sus vidas, a menudo tras haber sido condenados a muerte en juicios sin las debidas garantías, especialmente los basados en confesiones forzadas obtenidas mediante tortura y otros malos tratos”, ha explicado Said Boumedouha, director adjunto del Programa de Amnistía Internacional para Oriente Medio y Norte de África.
En varios casos, las autoridades han programado ejecuciones de menores y las han aplazado en el último minuto, fomentando la angustia de los niños y niñas que esperan en el corredor de la muerte. Un trato cruel e inhumano. En 2014, el Tribunal Supremo de Irán confirmó que todos los menores infractores que se hallaran en espera de ejecución podían solicitar un nuevo juicio, sin embargo, en la práctica, gran parte de los menores condenados ni siquiera han sido informados de este derecho, por lo que se dirigen a una ejecución casi segura.
El caso de Fatemeh Salbehi
Fatemeh Salbehi fue ejecutada en octubre de 2015 por asesinar a su marido, con el que la habían obligado a contraer matrimonio, cuando tenía 16 años. En su evaluación psicológica se le hicieron preguntas básicas como si rezaba o estudiaba libros de texto religiosos, datos que al Tribunal le valieron para confirmar que comprendía la naturaleza del delito, que no sufría demencia y que, por tanto, podía ser ejecutada.
Sabehi había sido obligada a casarse con el hombre que casi le doblaba en edad y dijo que nunca le había visto antes de la boda. Se cree que confesó su crimen bajo coacción en detención, pero en el juicio defendió su inocencia, por eso su caso desató especialmente la alarma. Amnistía Internacional explicó, según recoge la NCR iraní: "Su esposo, quien aseguraba ser empleado de la oficina de relaciones públicas de la judicatura local, fue encontrado muerto en su hogar en Shiraz en mayo del 2008 mientras Fatemeh estaba en la escuela. Fue arrestada e interrogada sin la presencia de un abogado". Tras siete años en el corredor de la muerte, y sin las pruebas necesarias, Fatemeh Salbehi fue ahorcada a los 23 años.
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