En esta ocasión tenemos que referirnos a muchas mujeres que se ven envueltas en redes criminales que se dedican a comprar y vender mujeres de las que primero abusan y, después, obligan a prostituirse. Sus rutas para introducir a las víctimas en España son bien conocidas, pero, sin embargo, están totalmente desprotegidas.
“Los hombres mienten a las mujeres. Les dicen que es fácil llegar a Europa y que allí encontrarán trabajo. Que irán a Níger y de allí en avión a España. Pero en Níger les dicen que hay que ir hasta Argelia primero. En ese punto, las mujeres ya no tienen dinero y no tienen más opción que seguirles”, cuenta un testigo al diario El País. Entre ellas nos encontramos con mujeres muy jóvenes hasta los 30 años. Algunas se arrepienten, pero ya no hay marcha atrás.
Esperando a cruzar la frontera, las mujeres se esconden en Marruecos, donde son víctimas de violaciones, además de ser obligadas a mendigar. En estos campamentos, muchas de ellas se quedan embarazadas y algunas intentan abortar en secreto, pero en muchos casos acaban en la enfermería por las hemorragias.
Una vez cruzan la frontera, los servicios sociales y las ONGs les pierden el rastro. Ahora, en manos de la mafia que opera en España, se ven obligadas a prostituirse durante años para pagar la deuda que contrajeron por el camino. Hablamos de unas 50.000 mujeres, cada día más jóvenes, que, en pleno siglo XXI, son tratadas como esclavas ante nuestros propios ojos.
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