Sólo tiene 17 años y ya puede presumir de tener un Premio Nobel. Nada más y nada menos que el Premio Nobel de la Paz. Malala ha visto así recompensados todos estos años de lucha y sacrificio en su defensa de la educación. Esto es precisamente lo que ha recalcado el Comité Noruego al anunciar los ganadores del prestigio galardón. Para ellos, la paquistaní se merece este premio por "su lucha contra la opresión de los niños y los jóvenes y por el derecho de todos los niños a la educación".
El reconocimiento mundial de Malala se remonta varios años atrás. El 9 de octubre de 2012, Malala volvía a casa del colegio con sus compañeras en un autobús escolar cuando un grupo terrorista talibán asaltó el vehículo y le disparó en la cabeza y la garganta. La chica fue trasladada a un hospital de Reino Unido y se recuperó. Pero este terrible ataque se ha convertido en un icono clave de la lucha de las mujeres paquistaníes por el derecho a la educación.
Malala y sus amigas fueron atacadas por el simple hecho de ir a la escuela. Y es que el acceso a la educación de las niñas en muchos países del mundo sigue siendo hoy un sueño. La religión sirve como excusa en muchas culturas para evitar que las mujeres tengan acceso a una formación, la vía clave del desarrollo de cualquier país pero también para la emancipación de las mujeres, que en la mayoría de estos sitios quedan relegadas al cuidado del hogar y de los niños.
Pero el espíritu activista de Malala no viene desde su ataque sino de mucho atrás. La joven empezó a escribir con 13 años un blog para la BBC bajo el pseudónimo de Gul Makai. En este espacio relataba cómo era su vida en el valle del rio Swat, Paquistán, bajo el régimen de los talibanes. En nombre de la Sharia (Ley Islámica), estos grupos terroristas habían amenazado a la población y habían impuesto numerosas prohibiciones desde que llegaron al poder en 2001. Una de ellas impedía a las niñas acudir al colegio y esto casi le cuesta la vida a Malala. Se trata de una prohibición que sigue vigente hoy, en un país donde las mujeres se siguen jugando la vida por acceder a la educación más básica.
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Desde que salió del hospital, Malala ha dedicado su vida a luchar por la igualdad y la defensa de los derechos civiles de las mujeres, en especial promoviendo el acceso a la educación. "Algunos niños no quieren consolas, quieren un libro y un bolígrafo para ir al colegio", dijo el año pasado al recoger el premio Sajarov, uno de casi la veintena que ya tiene y que reconocen su lucha por la Igualdad. Malala ha utilizado recientemente su imagen para pedir la absolución de las niñas nigerianas que aún se encuentran secuestradas por el grupo terrorista Boko Haram. Sólo tiene 17 años y ya tiene una autobiografía publicada, "Yo soy Malala", y un Nobel de la Paz. Nada raro si tenemos en cuenta que disfrutar de la infancia sigue estando prohibido para muchas niñas. ¡Enhorabuena!