Las jornadas fueron organizadas con el fin de contribuir al conocimiento sobre la MGF desde un enfoque de derechos humanos y una perspectiva europea, aportar la información necesaria a los médicos para su ejercicio profesional con población inmigrante, así como para dar a conocer las iniciativas y buenas prácticas de algunas organizaciones expertas que trabajan en Europa para erradicar la ablación. Es el caso de Fatou Secka quien define la MGF como "un acto que viola y vulnera los órganos de reproducción sexual femenina".
Fatou Secka es la presidenta de EQUIS-MG, una asociación con sede en Barcelona, que nace en 1998 motivada por el aumento de la población inmigrante en nuestro país, lo que supone la aparición de nuevas necesidades socio-sanitarias que no están cubiertas y a las que hay que dar respuesta.
La elaboración de documentos -acompañados de todo tipo de imágenes sobre mutilaciones femeninas- es la función principal que desempeña Fatou que, además, también es técnica formadora del proyecto 'Salir Adelante'. A través de la creación de espacios distribuidos por temáticas, Fatou y sus compañeros han hecho desaparecer el "tabú" existente entre las mujeres, para que éstas puedan hablar libremente sobre los temas pertinentes. Concretamente, la asociación "es el puente que hace que esta función sea real y posible", afirma Fatou.
No ha sido un trabajo nada fácil para ella, ya que se ha encontrado con muchos obstáculos por el camino. "Ha sido una experiencia dura, llena de amenazas, casi de exclusión, pero tenemos el derecho de hablar". "He sufrido amenazas pero para mí no hay ninguna que haya podido paralizarme para callarme. El respeto es una cosa y el temor es otra muy distinta", asegura.
A pesar de ello, Fatou está muy contenta con la labor que realiza junto a sus compañeros de la asociación y narra que tuvo una experiencia maravillosa -en las jornadas organizadas el año pasado- cuando de las 17 personas que asistieron, 13 fueron hombres. Señala que la sociedad aún se encuentra en un estado de reflexión y toma de ejecución en el que hay que servir de guía a la mujer y cambiar la ley de extranjería, pero realmente "hay que tomar el mando", lo que es un proceso mucho más lento.
"Hay que tener en cuenta que la cultura no es estática y yo amo mi cultura africana, pero no defiendo la ablación", concluyó Fatou Secka.
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