A nivel mundial se estima que hay 264 millones de niños, de edades comprendidas entre los 5 y los 17 años, que están trabajando, según el último Informe sobre el Trabajo en el Mundo. Para algunos de estos niños, los más mayores, el trabajo puede ser un factor positivo que les garantice un futuro mejor. Sin embargo, más de 85 de millones de estos niños se enfrentan cada día a las peores formas de trabajo infantil: labores potencialmente peligrosas que dañan su salud, su seguridad y su desarrollo moral. La mayoría de estos niños se encuentran en Asia y el Pacífico (78 millones), pero también están presentes en África subsahariana, América Latina, Oriente Medio y el Caribe. El 12 de junio se celebra el Día Mundial contra el Trabajo Infantil, una jornada destinada a conocer algunos datos y a concienciarnos de la lacra social que supone esta situación.
¿Qué consideramos trabajo infantil?
Unicef establece una serie de requisitos para denominar al trabajo infantil en función de las horas y de la edad de los niños. Para menores de entre 5 y 11 años, se considera al menos una hora semanal de trabajo remunerado o 28 horas semanales de trabajo doméstico. Si los pequeños tienen entre 12 y 14 años, el varemos se situaría en las 14 horas semanales de trabajo remunerado o 28 en el caso de trabajo doméstico. Por último, para la franja que se sitúa entre los 14 y los 17, se consideran 43 horas de trabajo tanto remunerado como dentro del hogar.
Consecuencias del trabajo infantil
Los niños obreros que aún están en pleno crecimiento están expuestos a un importante riesgo de perjudicar su desarrollo físico y mental a causa del trabajo y las condiciones en la que lo desempeñan. El uso de maquinaria, de productos químicos o las condiciones insalubres en las que muchos de ellos trabajan, provocan enfermedades, lesiones discapacidades de por vida. De hecho, según diversas investigaciones hay unos 85 millones de estos menores que realizan trabajos que pueden resultar peligrosos para su salud.
Como es lógico, cuando un niño trabaja en estas condiciones, su derecho a la educación se esfuma. Por lo que, cuando lleguen a ser adultos, tendrán muy pocas posibilidades de conseguir un trabajo de calidad y escapar del ciclo de la pobreza y la explotación. Y es que según la UNESCO aún existen más de 250 millones de niños en el mundo que no tienen acceso a la educación. Como podemos deducir, la gran mayoría de ellos, se ven forzados a trabajar.
Las voces de los niños trabajadores
La ONG World Vision, que ayuda a la infancia más pobre y vulnerable, ha recogido una serie de testimonios de niños trabajadores:
> Niña. Trabajadora doméstica. Uttar Pradesh, India:
Empecé cuando tenía más o menos 4 años. Solía ir al colegio, pero desde que mi hermana mayor se casó y mi familia se endeudó, tuve que dejar la escuela para hacerme cargo de la casa
> Niña, 17.Trabajadora en un cultivo de tabaco. Kayezi, Malawi:
Vivo con mi abuelo y mi tío desde que mis padres fallecieron. Mi madre murió en agosto del año pasado y mi padre cuando tenía 7
> Niño, 17. Granjero. Kayezi, Malawi:
Empecé a hacer pequeños trabajos para tener un poco de dinero extra porque mi madre no quería mantenerme más. Así que acepté que necesito trabajar para poder compartir nuestros recursos
¿Qué podemos hacer para frenar el trabajo infantil?
Por desgracia, la desaparición del trabajo infantil es toda una utopía, pues son cifras enormes y en él influyen tanto las empresas como la misma familia de los niños. En los países menos desarrollados, el factor cultural y la tradición son muchas veces un lastre. La educación y el empoderamiento de los niños es imprescindible para abrirles la puerta a una vida mejor. La sensibilización social, el compromiso y la cooperación entre organismos urge hoy más que nunca.
Además del trabajo infantil, hay otras lacras que acaban con la infancia y afectan a las personas más vulnerables. ¡No te pierdas la emocionante condena de Blake Lively contra la pornografía y los abusos a menores!
LETTER
Y además:
Día Internacional de la Niña: una lucha sin tregua para preservar sus derechos
Esta líder de Malaui ha conseguido anular 850 matrimonios infantiles