Parece ser que un análisis de sangre podría determinar si una mujer está siendo víctima de maltrato. Así lo confirma un estudio llevado a cabo por Susana Pilar Gaytán, Ana María Gómez y María Rosario Pásaro, profesoras del departamento de Fisiología de la Universidad de Sevilla, y la estudiante Johanna Roxy Fernández. Su estudio ha sido premiado como “El Mejor Trabajo de Mayor Interés Científico-Técnico” en el II Congreso para el Estudio de la Violencia contra las Mujeres.
Los resultados observados fueron contundentes: cuando una mujer es sometida a un estrés constante y extremo como lo es el maltrato, los niveles de hormonas como el cortisol, la oxitocina y la prolactina se ven alterados.
La investigación fue realizada a dos grupos de mujeres de edades similares. Uno de ellos estaba formado por mujeres en distinta fase de recuperación tras sufrir maltratos, y los datos han revelado que incluso cuando ya ha cesado la agresión, los niveles siguen estando alterados.
Además, los análisis detectaron que estas mujeres tenían un incremento del 16% en los niveles de oxitocina. Este hecho podría ser clave para explicar la reticencia de muchas mujeres a dejar a sus parejas, ya que esta hormona está asociada al bienestar y a las relaciones sociales y afectivas, por lo que una mujer con niveles de oxitocina elevados tiene menor capacidad de respuesta frente a su agresor.
Sin duda, éste es un gran avance en la lucha contra la violencia y el maltrato, pero deberán investigarse las posibles lagunas que pueda haber en una situación tan complicada como una agresión de este tipo.
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