El arte sigue teniendo la capacidad de emocionarnos y sorprendernos casi a diario por muy difícil que parezca. Y es que, aunque se producen constantes avances tecnológicos y cada vez resulta más complicado impactar al espectador o hacer que preste atención por un exceso de estímulos siempre hay un giro de tuerca extra; una nueva forma de ver las cosas o una técnica novedosa con la que se amplían las posibilidades plásticas de forma casi ilimitada.
Esto es precisamente lo que ha conseguido el fotógrafo y artista John Poppleton, originario de Sacramento, California, y ahora residente en Utah, que se aficionó a la fotografía desde muy joven, convencido por sus amigos para realizar reportajes de celebraciones o retratos, hasta que se convirtió en su profesión.
A lo largo de su carrera John siempre había intentando diferenciarse y realizar trabajos originales pero, como el presupuesto y los gastos mandaban, casi nunca podía llevarlos finalmente a cabo.
Cansado de esta situación decidió abandonar la fotografía para, después de un tiempo retomarla desde cero, trabajando únicamente con clientes interesados en cosas realmente novedosas y especiales. Fue así como se introdujo en el mundo de la fotografía de fantasía y como, poco a poco, encontró su lugar ensalzando la figura femenina de una forma muy poco convencional.
El body painting realizado por Poppleton con pintura fluorescente combina la belleza de la figura de la mujer con el esplendor de paisajes increíbles, reales o imaginarios. Las escenas pintadas directamente sobre la piel y las poses de las modelos consiguen hacer, de sus trabajos, obras de arte únicas y singulares capaces de cobrar vida propia.
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