Borja ya empieza a tener por costumbre no tener a su madre en los momentos más importantes de su vida. Ayer por la mañana se celebraba el bautizo de su tercer hijo, Enzo, al que aún la baronesa no conoce, y de nuevo la falta de Tita era comentada por todos.
La brecha entre madre e hijo sigue su curso. No ha mermado, de hecho, más bien todo lo contrario. A pesar de que ambos desean que esa reconciliación exista, ninguno da su brazo a torcer y Blanca sigue siendo un problema para la baronesa. Tita siempre ha manifestado que desea conocer a sus nietos e incluso ha sido capaz de presentarse en el hospital donde Blanca dio a luz, no ha sido posible y a día de hoy sigue culpando a Blanca de que eso sea así: “No vi a mi nieto porque Blanca no quiso. Y no lo digo yo, lo dice su propia madre”, reprochaba Carmen.
En la ceremonia, celebrada en la Iglesia de San Pedro, en Terrasa, se pudo a ver a muy pocas caras conocidas. Tan sólo la presentadora Alejandra Prat y Paloma Segrelles formaron parte del íntimo bautizo en el que no faltaron los padres de la novia.
En este caso, tanto Borja como Blanca optaron por evitar la exclusiva y posaron amablemente para los medios junto al pequeño Enzo. La pareja tan sólo puso como condición que sus otros hijos no apareciesen en la imagen y que el niño fuese pixelado al publicarse las fotos.
Unos gestos de humildad que coinciden con el bajo presupuesto que al parecer tuvo el bautizo. La masía elegida esta vez por la pareja para el convite tiene poco que ver con Villa Favorita, lugar escogido por Blanca y Borja para el bautizo de su último niño: Sacha.
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