Comer con los abuelos los domingos, cenar todos juntos cada día, pasar un rato con un juego de mesa o ver una película en familia los fines de semana son tradiciones que tienen más importancia de la que crees para tus hijos. Se trata de un sistema a través del cual se les transmiten valores, como la vida en familia, el respeto a los mayores, la responsabilidad o el compromiso. Hay grandes tradiciones, que corresponden a momentos puntuales del año como cumpleaños o fiestas especiales, y tradiciones del día a día.
Tanto unas como otras son importantes, ya que representan una obligación compartida entre todos los componentes de la familia que no ha de ser necesariamente aburrida, sino que puede convertirse en un momento en el que grandes y pequeños disfruten en compañía. Además, las tradiciones tienen otra ventaja importante: aportan seguridad. Cuando el niño sabe lo que va a suceder se siente más seguro, tranquilo y feliz.
Tradiciones, que no imposiciones
A veces resulta difícil mantener ciertas tradiciones, especialmente cuando los hijos van creciendo. Entonces es bueno poder adaptarlas a las circunstancias de la familia. Cuando una actividad supone un cambio radical de planes para algunos miembros de la familia puede no salir bien, por eso lo mejor es siempre buscar una alternativa sencilla, algo que todos puedan asumir con facilidad y comodidad.
Pero las tradiciones también implican ciertas responsabilidades. Si nadie se mantiene fieles a ellas, acaban perdiéndose y con esto, sus ventajas y su riqueza. Los hijos deben saber que hay algunos momentos en el año que se deben vivir en familia. Si hay un clima de confianza es más probable que pueda ser así, pues será posible ceder en algunos aspectos para mantener vivas estas rutinas que otorgan bienestar y seguridad durante el desarrollo infantil.
Contenido elaborado en colaboración con Deanna Marie Mason, experta en educación y salud familiar.
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