Muchas personas creen todavía que el embarazo psicológico no existe, que se trata de una leyenda urbana, un mito de la medicina o una simple broma destinada a las mujeres. Nada más lejos de la realidad, no sólo está considerado un trastorno psicológico que padecen mujeres, sino también hombres. Nuestra experta en fertilidad, la psicóloga de Clínicas Eva, Victoria Martínez añade también los animales al grupo de seres vivos que padecen la convicción de que van a tener un bebé cuando no están gestando en realidad.
Pero, ¿qué hacer cuándo se padece? ¿Se puede ayudar fácilmente a estas personas? Victoria Martínez explica que la solución llega de inmediato, en cuanto la mujer confirma el diagnóstico mediante las pruebas pertinentes. No bastará un simple test de embarazo, a pesar del grado de fiabilidad que alcanzan hoy día. Para que ella esté absolutamente conforme con el resultado, es mejor que sea una prueba médica la que lo corrobore. A partir de ahí se dará cuenta de que no existe el feto, de que no hay embarazo, pero sí un problema sotamorfo.
La experta de EVA aclara que el término sotamorfo se aplica a una acción psíquica que causa síntomas físicos. Estos procesos se pueden presentar en quienes tienen problemas para identificar sus sentimientos y hablar de ellos, y por tal razón los exteriorizan mediante lenguaje oculto, como un padecimiento. En este caso, se trata de un embarazo de tipo mental producido por el deseo de ser madre que se manifiesta a través de los siguientes síntomas físicos:
- El deseo irrefrenable y descontrolado de ser madre: no se consigue por problemas de fertilidad, abortos recurrentes o menopausia.
- Problemas de pareja: Cuando se cree que tener un hijo es la solución de los problemas que existen en la relación.
- Miedo: Sobre todo en mujeres jóvenes que inician su vida sexual y recién casadas. En el caso de las primeras estaríamos hablando de temor ante un embarazo no deseado.
En todos los supuestos pueden aparecer los síntomas habituales que acompañan a la gestación. Es decir, se producen sensaciones, pero también signos físicos:
- Nauseas y vómitos.
- Trastornos en el ciclo menstrual.
- Aumento del volumen abdominal, modificación de las glándulas mamarias y secreción de leche.
- Sensación de movimiento fetal.
- Ansiedad y trastornos del sueño.
Conocer este cuadro por parte de la paciente ya supone una disminución de la tensión y se comienza a reestablecer el equilibrio en su organismo pero es recomendable acudir a terapia para atender las dificultades afectivas: su imposibilidad para hablar de estos conflictos y la incapacidad para aceptar la posibilidad o dificultad de ser madre. De estar manera evitaremos otros problemas psicológicos que puedan surgir.
Cuando el embarazo psicológico se presenta en hombres podría definirse como una cuestión de empatía. Ellos, muy atentos y solidarios con el proceso por el que atravesando su pareja durante el embarazo comienzan a sufrir los mismos síntomas, desde nauseas a los peculiares antojos.
En ambos casos, además del tratamiento especializado con el psicólogo y en terapia, si es preciso, siempre ayuda, y mucho, la comprensión del entorno. Entender es ayudar.
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Contenido elaborado en colaboración con Clínicas Eva
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