¡Menuda gala! ¡Menuda noche! ¡Menuda edición! En Honduras se han vuelto completamente locos y a un mesecito de la final los concursantes ya empiezan a oler el ansiado maletín. La última gala estuvo marcada, como siempre, por un nuevo e impactante ataque de ansiedad de Isabel Pantoja. Que no podía más decía, que había mucho mar y no encontraba escapatoria aseguraba. Claro, Panto, es lo que tienen las islas, que por muchas vueltas que des, es imposible salir de ellas. ¡Ay, que malita estaba la tonadillera! Ahora de repente, los Cayos le recuerdan a la cárcel, sus compañeros no hacen más que darle disgustos y la organización está de ella hasta el mismísimo moñete porque la cantante es más exigente que un profesor recién salido de la universidad. Y si los continuos disgustos de Maribel parecían lo más sonado del último programa, Mediaset se sacó de la manga y en pleno directo, una nueva expulsión que nadie se esperaba, ¡y menos Oto! El pobre chaval acabó expulsado mediante el televoto, dejando en el nuevo palafito, o lo que ellos conocen como ‘’barco hundido’’ a unas radiantes y felices Chelo y Mahi.
El hundimiento de Mónica y el resurgir de Omar Montes
No fue la noche de Oto, ni la de Dakota, ni la de Mahi, pero la peor parada de la última gala fue sin duda Mónica hoyos, que devastada por la decisión de su ex de despedirse de su churri antes que, de la madre de su hija, volvió a retratarse como la reina bruja de Telecinco. ‘’Yo, como señora que soy, como Mónica Hoyos, habría elegido darle ánimos a él, desearle toda la suerte del mundo, gritar su nombre como ganador…’’ Bla, bla, bla, bla… Moniquita nos dedicó un monólogo que ni los de Pablo Iglesias antes de las elecciones generales. ¡Madre mía, que matraca y que mujer! ¿No podía centrarse en el maravilloso concurso que nos estaba regalando y ya está?
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En absoluto, la madre de Luna te quiero despotricó lo más grande sobre su ex y la audiencia volvió a sacar los dientes criticando al antiguo amor de Carlos Lozano. Mientras a algunos les faltó sacar la cruz y clavarla cual Yisus en la Pasión de Cristo, otros (pocos, pero existen) defendieron la postura de Mónica asegurando que era normal que ésta quisiera mantener una buena relación con el padre de su hija. ¿Y la conclusión? Pues bien sencilla, para Mónica la noche del jueves marcó un antes y un después en su brillante concurso. Iba a su bola, intentaba pescar, mantenía el fuego, la liaba cada vez que podía, no tenía miedo a nada, ¡era súper Moni al rescate! Pero, desde la llegada de su archienemiga Miriam Saavedra, algo hizo click en el peculiar cerebro de la concursante, algo fallaba, no estaba igual y con el bombazo de la reconciliación entre Carlos y la peruana, firmó su sentencia de muerte en el reality (en sentido figurado, que nos conocemos). Así que, mucho tendría que cambiar el panorama para que los seguidores del concurso vuelvan a depositar su confianza en ella para llevarle victoriosa a la final. Mucho, mucho… ¡Demasiado!
Y si Mónica ha tocado fondo como ya le ocurrió en GH Vip, Omar Montes se ha convertido en el héroe de esta edición, en el illuminati, el salvador de Cayo Paloma, el líder de los supervivientes. Desde que ha cambiado los insultos y reproches con Isabel Pantoja por halagos, piropos y favores en forma de jamón y chorizo, la cantante está con su Omar que no ‘’caga’’. ¡Y no es para menos! El de Pan Bendito quiere recuperar el amor de su suegra y su Chabelita cueste lo cueste y lo está consiguiendo porque, de enemigos declarados han pasado en un abrir y cerrar de ojos, a amiguis del alma, lo que le da a Omar una clarísima ventaja de cara a la final y es que no hay nada como llevarse bien con Maribel para que todos tus problemas desaparezcan de un plumazo.
Albert, ¿el gran montajista de Honduras?
Alguien faltaba en la última gala, se palpaba la ausencia de gritos, lágrimas y disgustos varios. Violeta no estaba, ni rastro de la ex tronista en Palapa. Fue Lara Álvarez la encargada de dar la fatal noticia: La valenciana se encontraba indispuesta, había tenido que ser evacuada de urgencia y se encontraba en urgencias vigilada por médicos las 24 horas. Así seguirá hasta nuevo aviso y, de momento, no tenemos ni idea de si podrá reincorporarse al concurso. Fuera de juego Violeta, Fabio pierde todo el protagonismo conseguido en los últimos meses y Albert le pasa por la derecha como si de una carrera de Fórmula 1 se tratase.
La gente odia a Violeta y ama Albert y da igual que la muchacha jure y perjure hasta por su gato que nunca se le pasó por la cabeza hacer un montaje con el ‘’Pértiga’’, la audiencia siempre le cree a él. ¡Se lo ha montado bien el rubio! Con mucha maña y sangre fría ha conseguido pasar inadvertido prácticamente todo el reality y que sí, que sabemos que es un gran superviviente, que lo da todo en las pruebas, que se deja la vida pescando y que solo le falta suplicar por favor que le vitoreen al grito de ‘’buen compañero, buen compañero’’. Pero, Albert no es tan santito como parece, ahí donde le vemos y con esos ojitos azules que le hacen parecer un niño de San Ildefonso, el ex tronista culebrea más que Omar Montes y encandila a sus compañeros de tal manera, que los tiene a todos comiendo de la palma de sus enormes manos de atleta. Y no solo a sus compañeros, porque ya cosecha una legión de fans solo equiparable a la de Violeta que, exiliada y alejada de su love, pierde puntos para la gran batalla final a la velocidad de la luz. Albert lo sabe y lo aprovecha, por eso lleva unos días más suave que una vela y de paso, vive como un marajá gracias a formar parte de la chupipandi que tienen montada Maribel y Omar Montes.
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