Con un menú degustación, ¡comienza el festín!
Un guía se convierte en tus ojos y es quien te va indicando cómo ubicarte frente a tu plato, bebida y cubiertos. No hay pistas que valgan, tendrás que utilizar tus mejores armas y poner a prueba tus dotes adivinatorias. Es entonces cuando entra en juego tu astucia para adivinar qué es lo que te estás llevando a la boca. En muchas ocasiones no disfrutamos del gustazo que supone el aroma de un buen plato o de cada sorbo de ese fantástico y nada barato vino. Toquetea, que no te importe mancharte las manos. Palpa la textura y temperatura de la comida. Notarás cómo se activa tu memoria y comenzarás a recordar sabores y olores que te evocarán situaciones pasadas. Esta será la clave para adivinar qué te está esperando en tu plato.
¿Dónde está mi servilleta?, ¿esto sabe a...?, ¡lo he probado antes!... Tu agilidad y conocimientos gastronómicos serán definitivos para sacar lo mejor de ti y ganar a los otros comensales.
Habitualmente nos perdemos la degustación de auténticos manjares simplemente por su aspecto o porque contienen ese ingrediente que no nos gusta tanto. Existen muchos restaurantes que te ofrecen la posibilidad de saborear esta curiosa experiencia, así que te recomendamos que dejes los prejuicios de lado y disfrutes por unos momentos de “comer a ciegas”. Simplemente disfruta... ¡Buen provecho!
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