El mundo evoluciona a una velocidad constante, casi imperceptible en el día a día, pero arrolladora a lo largo de los años, sobretodo en las últimas décadas del siglo XX y primeras del XXI.
Hasta principios del siglo XIX las ciudades crecían a un ritmo más o menos constante que se aceleraba poco a poco conforme la evolución llegaba y se obtenían todo tipo de logros y descubrimientos en diversos campos de estudio relacionados, pero todo esto cambió con el inicio de la revolución industrial, y sobretodo tecnológica.
De repente, las ciudades comenzaron a quedarse pequeñas y tuvieron que crecer a marchas forzadas siguiendo la inercia de las necesidades, primando la practicidad y la generación de espacio frente a las buenas prácticas de urbanismo y sostenibilidad.
Con el paso de las décadas, el efecto de la construcción y el desarrollo urbanístico descontrolado han hecho mella en el aspecto de nuestras ciudades dejando su huella en forma de hormigón y cemento casi en cada esquina.
El abaratamiento de los costes y la globalización han jugado en contra de la tradición y cultura de cada población y, en cuestión de unos años, apenas pueden encontrarse diferencias en los diseños y formas que se encuentran en una ciudad asiática, de oriente medio o del norte de América. Todas son similares. Los rasgos y diferencias arquitectónicas de cada ciudad desaparecen para dejar paso a las atestadas urbes del futuro.
Esta serie de fotografías recoge las diferencias en el aspecto de 25 ciudades del mundo que han visto como su imagen cambiaba de forma radical con el paso de los años sin que sus habitantes pudiesen hacer nada para evitarlo. Una buena forma de reflexionar hacia donde vamos, como sociedades, y cual es el precio que estamos dispuestos a pagar
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