El sol, las cigarras, la lavanda... El estilo provenzal está viviendo un momento sin precedentes en las regiones en las que el sol no suele asomarse demasiado. Y es que si te apetecen los colores cálidos, las materias puras y una gran dosis de originalidad sigue nuestra guía.
Primer paso: Elegir materiales naturales
Las paredes deben ser sencillas y auténticas. Elige enlucidos bosquejados, piedras naturales y paredes revestidas. Si quieres vestirlas con papel pintado, que nada te detenga: brillos, rayas, flores, etc. pero conservando siempre el frescor y la alegría de los colores. En cuanto al suelo, opta por los embaldosados de tierra cocida de aspecto rústico, de cerámica con aspecto patinado, gres de cerámica esmaltada, de forma hexagonal o en mármol envejecido. Todos ellos cuentan con la ventaja de ser resistentes al paso del tiempo y la de mantener un aspecto irregular, bruto y artesanal muy hermoso. Además, la colocación es muy sencilla tanto si decides poner las baldosas rectas, en diagonal como un tablero de ajedrez o con un friso central. En cuanto a los muebles, elije maderas como el roble, la haya, el cerezo en versión bruta, tintada o con alegres resaltados. El hierro forjado y el mimbre también tienen su hueco en el interior provenzal.
Segundo paso: Elegir muebles auténticos
Para la cocina o el comedor elige una mesa grande y rectangular con bancos o sillas de paja o mimbre, un bufet o un aparador para guardar la vajilla y demás objetos de loza. El salón debe ser un lugar cómodo, con una mesa baja bien grande, un sofá-banqueta o incluso una tumbona de mimbre o hierro forjado junto a un mueble para el televisor o una gran librería.
Los dormitorios de estilo mediterráneo tienen camas de hierro forjado tipo baldaquino, un tocador, mesitas de noche y armarios a conjunto. La habitación debe tener aspecto de ebanistería artesanal con acabados envejecidos para darle un toque más auténtico.
En cuanto al baño, multiplica las piezas de mimbre, las estanterías en madera bruta o hierro forjado con bandejas de cristal y no olvides la grifería antigua.
Tercer paso: Explosión de colores estivales
Este estilo se caracteriza sobre todo por la mezcla de colores vivos y cálidos. Intenta combinar al máximo las tonalidades fuertes, las marcas de carácter como el ocre, el azul océano, el rojo especia, así como todo tipo de amarillos y naranjas. Estas tonalidades asociadas al blanco dan un toque intimista a la estancia y acentúan su luminosidad. Pero para que el look sea auténtico evita los excesos: es mejor combinar entre dos o tres colores, no más.
Cuarto paso: Centrarse en los detalles
Para aportar elegancia, sencillez y tradición, piensa en los bibelots de loza, palmatoria o lustrados en hierro forjado, con cortinas gruesas de colores, etc. En cuanto a los cojines, el sofá o la cama, elige mantas acolchadas con motivos antiguos y darás a la estancia una nota atemporal, mediterránea, siempre de moda.
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