La actriz ganadora de un Óscar, Joan Fontaine, que encontró la fama en sus papeles en Sospecha, de Alfred Hitchcock, y Rebecca, falleció el pasado domingo por causas naturales. Tenía 96 años y, aunque en una ocasión confesó en una entrevista que deseaba morir a los 105 subida a un escenario e interpretando Peter Pan, su luz se apagó mientras dormía en su casa en Carmel, California.
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Hermana de la también oscarizada Olivia de Havillad, mantuvo con ella una distante relación. Aunque se inició en la interpretación gracias a ella, no tardó en superar el éxito de su hermana e incluso llegó a arrebartarle el Oscar a mejor actriz en 1942 cuando ambas competían por la misma estatuilla.
Su pálida tez y mirada asustada la convertían en una ideal actriz para el melodrama, lo que la convirtió en una gran estrella durante gran parte de la década de 1940. Para Hitchcock siempre fue una perfecta musa y ella siempre vio al director como el hombre que le lanzó al estrellato.
La actriz, que tiene su estrella en el paseo de la fama en Hollywood, participó en otras 30 películas entre las que se encuentran La ninfa constante, Idilio en septiembre, Ivanhoe o Carta de una desconocida. Su última interpretación fue en la película Las Brujas en 1996.
Casada y divorciada en cuatro ocasiones, la actriz se convirtió en una experta chef culinaria y en piloto de avionetas.
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