Si hiciéramos un paralelismo entre Hollywood y el mundo de la música, Meryl Streep sería una incombustible estrella del rock, una suerte de Mick Jagger de la interpretación que nunca cansa y que nunca se cansa. Con una diferencia (además de las obvias): la triplemente oscarizada actriz nunca pierde la capacidad de sorprendernos.
La comparación anterior es pertinente porque, como acabáis de ver en las imágenes, la tyrannosaurus rex del mundo del cine se ha metido en el papel de una estrella de rock en su última película, Ricki, que se estrena el próximo 28 de agosto y que nos descubre a un personaje divertido, descarado y muy políticamente incorrecto. Y valiente. Porque hay que serlo para atreverte a versionar canciones de Lady Gaga, Bruce Springsteen o Tom Petty y salir completamente airosa.
De esta película, de su innegable talento y de sus (sorprendentes) habilidades musicales hemos hablado con ella en esta entrevista exclusiva para enfemenino. ¡No te la pierdas!
Entrevista en exclusiva a Meryl Streep
Es interesante que Ricki no sea precisamente una estrella del rock...
Absolutamente. Hay más compresión hacia mi personaje en el hecho de que se supone que es mediocre. Me enamoré de inmediato del guión de esta película, me senté en una silla y me hizo reír. Fue muy "sentido" y conmovedor sentir los altibajos de la cinta. Me pareció honrada y divertida.
¿Alguna vez en tu juventud soñaste con ser una 'rock star'?
Nunca albergué sueños de ser una estrella del rock. Cuando estaba en el instituto canté con una banda un par de veces, pero no me hacía especial ilusión. Tocábamos Motown y nos fue bien con los que vinieron a vernos, ¡con cada uno de los 13 que vinieron! Así que tuve un poco de la experiencia de Ricki en aquella época.
Ya habías trabajado con Jonathan Demme (el director de la película) antes, en 'El mensajero del miedo'...
Trabajamos juntos hace más de 10 años, aquella fue una experiencia muy diferente. Entonces hicimos un remake de una película famosa, y era extremadamente estilizada. Mi personaje era bastante sencillo, como un villano, donde no interesaban tanto todas las diferentes dimensiones del mismo. Pero esta película tiene más capas y fue mucho más divertido acercarse a Ricki. Es nuestra propia invención, no venía de cualquier otro material.
Jonathan tiene una conexión musical muy rica, como demostró en el filme Stop making sense, de Talking Heads...
Ha hecho cosas increíbles con Neil Young y con Talking Heads: ¡esa es una película excelente! Él realmente lo consigue. Es su puente de mando: él ama la música y a mí también me encanta. Trabajar con Rick Springfield fue tal vez el regalo más grande que esta película tenía, y todos los chicos de la banda, Rick Rosas [bajista] y nuestro batería, Joe Vitale. Yo había oído hablar de Bernie Worrell [el teclista]. Y conocía a Rick, por supuesto.
Tristemente, Rick Rosas falleció después de hacer esta película, así que se la hemos dedicado a él. Fue particularmente generoso conmigo. Había tocado con Neil Young durante 30 años y salió de la gira de Neil directamente hacia nuestros ensayos. Yo empezaba de cero, no sabía nada de nada, teníamos dos semanas para ensayar como banda, y eso es muy poco tiempo, incluso aunque sepas tocar la guitarra.
¿Fueron Rick y el grupo de acompañamiento muy pacientes contigo?
¡Oh, sí! Me pongo a sus pies. Me enamoré de estos chicos. Estoy segura de que al principio era realmente molesto por lo que yo seguía disculpándome, pero fueron muy pacientes. Luego hubo un momento después de una semana en el que empezamos a sonar como una banda. Es como la gente dice con el golf, haces un buen hoyo y lo recordarás para toda la vida.
¿Sabías tocar algo la guitarra antes del rodaje?
Aprendí algún acorde en la universidad: D, G, E y A, ¡y eso es todo lo que necesitas...! No, en serio, tuve que aprender los acordes, el blues, y todas esas cosas. Aprendimos a tocar canciones de Edgar Winter y fue realmente genial. Además, amo a Bruce Springsteen. ¡Qué suerte tuvimos de conseguir una canción suya para la película! Bruce no deja ir sus temas a menudo, así que fue fantástico que tuviéramos su música.
Cambiando de tema, ¿cómo ha sido trabajar con Kevin Kline de nuevo, y con tu hija Mamie Gummer?
Kevin es maravilloso y un muy, muy buen actor. Lo conozco desde hace muchos años y hemos hecho muchas cosas juntos en el teatro y en el cine. ¿Lo has visto en el escenario? Él es bastante grande. Kevin es además un músico talentoso y me encanta trabajar con él. Él vino a mí en el primer día en el que estábamos ensayando en el club, y dijo: "No suenas mal". Pensé: "Gracias". Ese fue el mayor cumplido que hizo. Él quiso decir que sonaba bien. Al menos, así es como me lo tomé, ¡como un cumplido! Y sí, me puse a trabajar con mi hija, Mamie, así que estaba alegre. Me encantó hacer mis escenas con ella y creo que ella está increíble.
¿Quién escogió la música para la película?
Yo traje la canción de Bruce Springsteen. Buscaban algún himno para el último track, el de la boda. Al principio se buscaba música original, por lo que Jonathan buscó entre una gran cantidad de compositores pero no encontró nada. Entonces oí esta canción yendo a trabajar un día en el Canal de Bruce Springsteen (tenemos un canal dedicado a Bruce en la radio por satélite) y me pareció que sonaba como nuestra historia. Era muy narrativa. La toqué para Jonathan y era esa. Conseguirla, sin embargo, fue difícil, porque Bruce no deja ir fácilmente sus canciones.
¿De dónde salieron el resto de las canciones?
Para la música tratamos de encontrar bandas cuyas canciones pudiéramos versionar y aprender a tocar. Fuimos a algunos lugares interesantes en el Valle de San Fernando [en Los Ángeles] y escuchamos algunas bandas en vivo, de esas que tocan lo que la gente realmente quiere. En esos lugares hay una mezcla de personas interesante: te encuentras con gente de 70 años pero también con hipsters que irónicamente están allí y todos bailan. Todo el mundo se lo pasa bien y la música es verdadero rock 'n' roll, lo cual parece que se ha perdido un poco ahora que todo se ha vuelto mainstream. Es agradable escuchar aquellas canciones de nuevo y luego tocarlas.
¿Cuántos ensayos previos de guitarra tuviste que hacer antes del rodaje?
Ensayé durante tres meses. Empecé aprendiendo con la guitarra acústica con un profesor en Nueva York, Larry Saltzman, y luego me pasé a la guitarra eléctrica después de un mes dando lecciones. Además trabajé casi todos los días con Neil Citron, un genio que es un profesor de guitarra y que dirige su propia compañía como productor musical. Él conoce a todo el mundo, es uno de esos tipos de Laurel Canyon [una zona de Los Ángeles] de vuelta de todo. Me enseñó un montón de pequeños trucos que utilizan los rockeros, como cambios rápidos y cosas por el estilo.
¿Era más fácil tocar la guitarra eléctrica por ser más delgada?
La eléctrica es más fácil, pero sus errores se oyen mucho más fuerte, mientras que con una acústica puedes salir airoso. Con una eléctrica, hay que estar mucho más comprometido, ¡una mala nota resuena hasta en el pasillo! Fue muy divertido, nunca había sostenido una y me encantó. Me apasionaba la idea de tocar una Rickenbacker porque me encanta John Lennon. Yo quería tocar esa, pero retumbaba demasiado, así que lo intenté con una Stratocaster y finalmente me quedé con una Telecaster 1968 Blues. Amo esa guitarra.
¿Te la has quedado?
Me la he quedado pero no he seguido tocando porque he estado haciendo una película sobre una cantante de ópera. Me ha ocurrido que me han preguntado si podía tocar algo para promocionar Ricki pero llevo ya 7 meses sin tocar la eléctrica porque, como digo, estoy haciendo una película sobre la cantante Florence Foster Jenkins. Si no tocas todos los días, uno solo puede coger el instrumento y hacer lo que pueda.
Debe ser interesante embarcarse en una película sobre una cantante ópera y probar con otro tipo de registro...
Sí que lo es. Florence Foster Jenkins es fascinante. Me gustaría saber quién dijo esa cita acerca de que un verdadero artista es el aficionado que no lo hace por la fama ni el dinero, sino porque ama hacer lo que hace. Eso es lo que era Florence, una verdadera aficionada. Fue una persona muy generosa que dio muchísimo dinero a instituciones musicales de la ciudad de Nueva York para apoyarlos. Y al igual que muchas personas que apoyan las artes, ella albergaba el sueño de hacerlo.
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