El pasado 8 de enero entró en vigor la nueva Ley sanitaria de donación de óvulos y espermatozoides en la que se regula la realización de actividades de promoción y publicidad de la donación de células y tejidos humanos así como de la captación de donantes, que deben tener una autorización administrativa para esta labor.
Con esta nueva regulación se pretende evitar que la promoción de la donación se enfrente a los principios de salud pública por lo que se establece que las campañas de captación de donantes deberán ajustarse a los principios de voluntariedad, altruismo y desinterés, haciendo hincapié en que ninguna persona o empresa deberá solicitar ni recibir ningún tipo de contraprestación económica. Sin embargo, existe un consenso aprobado por la Comisión Nacional de Reproducción Asistida que permite que la compensanción económica a los donantes por los gastos que puede suponer la donación.
Expertos en el ámbito, como es la Clínica Tambre, opinan que con la nueva regulación se evitará el abuso y la posibilidad de comercialización de una técnica médica. Además de afirmar su agrado con la nueva regulación ya que tal y como afirma su portavoz: "Afortunadamente, estamos cada vez más lejos de la mentalidad anglosajona, ya que esta disposición hace hincapié en lo que ya se pronunciaba en la Ley de Reproducción Asistida de 2006: el anonimato de la donación y la elección del donante por parte del equipo médico".
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Por su parte, en el modelo americano sí que está permitida la elección "a la carta" de los donantes. Por lo que por esta razón, la donación de óvulos y espermas en nuestro país reflejan un ejemplo de desinterés y un signo de valor hacia la voluntariedad y el altruismo para todos aquellos que participen en estas técnicas de reproducción asistida.